Vivir en el trabajo
Antonio Calzado es un emprendedor visionario. Con solo 25 años y unos ingresos de 1.000 euros al mes, este joven interiorista andaluz vive y trabaja por su cuenta, en su propio espacio. Sin horarios, ni jefes, ni hipotecas que le aten. Realiza tres grandes viajes al año (en 2010 estuvo en Londres, Berlín y Ámsterdam) para saborear la vida, formarse y proyectarse a nivel profesional. Ha invertido la fórmula para la emancipación personal y laboral: en lugar de compartir la casa, comparte su estudio. Y en vez de montar el estudio en casa, ha instalado su casa en su lugar de trabajo. "En estos momentos, mi vida es mi carrera", esgrime.
Calzado ha transformado un local de 45 metros cuadrados en Alcalá de Guadaíra (Sevilla) en un estudio de interiorismo que es oficina y casa. "Y también mi carta de presentación. La prueba de que puedo diseñar desde cualquier parte", alega. Para acoger sus necesidades vitales ha ideado un ambiente híbrido. Cuando entras, es un despacho diáfano y abierto al público, presidido por una gran mesa y coronado por lámparas de acero que lo llenan todo de luz. La oscuridad del suelo de hormigón y los muros de ladrillos originales han desaparecido tras el yeso, la pintura y la tarima flotante. Para dar paso a lo privado hay un cubo negro por fuera, pero fucsia por dentro. Alberga un baño, una cocina y un almacén. Arriba está la cama. Y tras el cubo hay dos rincones de descanso: un comedor y un pequeño salón iluminado con menos intensidad para construir lo íntimo. Ha introducido el color, el diseño y unas cuantas piezas singulares por solo 20.000 euros (obras incluidas). "Prefiero invertir en salir y vivir", asegura. Por eso comparte su mesa de trabajo con diferentes profesionales para pagar el 40% del alquiler del local y vivir experiencias vitales que le ayuden a progresar. Ya lo decíamos al principio: Antonio Calzado es un empresario.
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