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Putin rechaza el clamor de la oposición para repetir las elecciones legislativas

Medvédev nombra 'número dos' del Gobierno al ideólogo del Kremlin

Vladímir Putin, el hombre fuerte de Rusia y, según todos los pronósticos, el próximo presidente del país, no está dispuesto a acceder a la principal exigencia de la oposición -con la que están de acuerdo incluso algunos partidarios del Kremlin-, a saber, la anulación de los resultados de las elecciones parlamentarias.

Celebradas el 4 de diciembre, estuvieron marcadas, según los opositores al régimen y varias ONG, por falsificaciones masivas. Este fraude es el que ha motivado las multitudinarias protestas que se han celebrado recientemente en Moscú y otras ciudades -la última, el sábado-, las mayores en más de una década desde el fin del Gobierno de Borís Yeltsin y el comienzo de la era Putin.

El primer ministro ofrece limpieza y transparencia para las presidenciales

"Los comicios a la Duma han finalizado. Todos los grupos han comenzado a trabajar y ya se ha elegido al presidente de la Cámara. Ya no se puede hablar de una revisión ", declaró el primer ministro en una reunión con activistas del Frente Popular Ruso, organización de apoyo a Putin para las próximas elecciones presidenciales. Putin hizo una excepción: los descontentos "pueden recurrir a los tribunales, los que están obligados a reaccionar" en caso de que se pruebe que hubo irregularidades.

Putin criticó a la oposición por su falta de un programa común y por aspirar a un solo objetivo: "devaluar" las elecciones de principios de diciembre. Para el jefe de Gobierno, los líderes opositores parecen seguir la consigna trotskista "el movimiento lo es todo, el objetivo final, nada".

Al mismo tiempo, señaló que quiere que las elecciones presidenciales, previstas para marzo próximo, sean limpias, para lo cual propuso estudiar y discutir las tecnologías necesarias para conseguirlo en diversos medios, incluido Internet. Él y sus correligionarios necesitan, afirmó, que los comicios sean transparentes con el fin de estar seguro de contar con el apoyo del pueblo.

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Con anterioridad, y ante las protestas por el pucherazo en las legislativas, Putin propuso instalar cámaras en las comisiones electorales y, particularmente, en los lugares de recuento de votos. Ayer añadió a esa propuesta la de poner, además, urnas transparentes y subrayó que interventores de todos los partidos con representación parlamentaria deben participar en el control del proceso electoral.

Las propuestas del primer ministro no son una cortina de humo: él está realmente interesado en que los comicios de marzo sean limpios y sin fraude porque no tiene ninguna duda de que triunfará sin necesidad de pucherazo alguno. Y las encuestas le dan la razón, aunque quizá sea necesaria una segunda ronda. El mensaje de Putin es claro: está dispuesto a hacer ciertas concesiones, pero no a anular las parlamentarias.

Mientras, el presidente Dmitri Medvédev, que la semana pasada anunció una reforma del sistema político, nombró ayer viceprimer ministro a Vladislav Surkov, a quien se considera la eminencia gris del Kremlin y de cuya administración se ocupó durante 10 años. El estratega Surkov, de 47 años, creador de un sistema de poder al servicio de Putin, se encargará de la innovación y la modernización del país.

El presidente Medvédev (izquierda) conversa con Vladímir Putin ayer en Moscú.
El presidente Medvédev (izquierda) conversa con Vladímir Putin ayer en Moscú.VLADIMIR RODIONOV (EFE)

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