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El fuego arrasa una fábrica de conservas en Cangas y deja a 80 trabajadoras sin empleo

La industria conservera de Cangas recibió ayer un duro golpe con el incendio de la fábrica de Lago Paganini, situada en el muelle de Ojea, en el centro urbano de la villa de O Morrazo. Las llamas arrasaron la planta, que quedó inservible y de golpe y porrazo condenó al desempleo a las más de 80 trabajadoras que estaban estos días enfrascadas en la preparación de la campaña de Navidad. El incendio, originado en torno a las dos de la madrugada, se produjo según la hipótesis más probable por un cortocircuito en la zona de oficinas, ubicada en el primer piso. Las trabajadoras expresaban ayer su incredulidad y desesperación. "En dos horas se nos fue la vida", resumió Rita Martínez Iglesias, empleada en la conservera desde hacía 17 años.

Centrada principalmente en el mejillón y la xouba, el interior de la planta albergaba dos grandes depósitos de aceite que ayudaron a que el foco inicial se extendiese con rapidez por todo el inmueble, a lo que también contribuyeron los suelos de madera. Los materiales inflamables estallaban con violencia, y los bomberos del parque de O Morrazo tuvieron que pedir ayuda a los consorcios de la provincia, que enviaron camiones nodriza. El bombeo del agua de mar continuó durante horas, y aunque a mediodía se daba el fuego por controlado, las llamas seguían mucho después sin sofocarse completamente. La conservera Iglesias, contigua a la de Lago, también fue afectada por el incendio en uno de sus muros. Aunque precisará reparaciones, se salvó de la ruina en que se convirtió Lago Paganini.

"Es una auténtica pesadilla", se lamentaba la encargada de la fábrica, Diana Martínez. A la tragedia del incendio se suma la paradoja de que la planta estaba pasando por un momento económico favorable, en contraste con la situación general. "La semana pasada estuvimos trabajando al 100%, a destajo, y esta que entra también iba a ser muy fuerte", explica la encargada, que atribuye el fuego a la fatalidad. "La instalación se renovó el año pasado", aseguró. Para esta última época, a las casi 70 trabajadoras fijas se le añadía otra veintena de temporales. Ahora el panorama se presenta incierto para una plantilla que ya no era joven. "Muchas tienen de 50 años para arriba", relató la presidenta del comité de empresa, Alba Molanes. "Hay compañeras que están separadas, pagando una hipoteca y que no saben lo que van a hacer con sus vidas. Tenemos una edad en la que ya nadie te contrata por muy buena trabajadora que seas", señaló Martínez Iglesias.Todavía sin asimilar la situación, las trabajadoras admitían ayer que saben qué pasos dar ahora. "Quizás ir a pedir los papeles del paro. Estamos en una incertidumbre total", indicó Martínez. "El jefe tendrá que hablar con la gestoría, pero estarán tan descolocados como nosotros", relató Molanes.

En pie desde 1915, la fábrica de Lago Paganini compartía recinto con la de la conservera Iglesias. Ambas están situadas en los muelles de Ojea, en pleno centro de Cangas. Las demás naves del muelle están desocupadas y todas afectadas por la Ley de Costas. Algunas tienen expedientes de derribo, mientras que las dos activas aguantaban con concesión sobre dominio público sin prórroga más allá de 2018. "La empresa ya no se va a volver a levantar ahí", reconoció Molanes. Entre las ideas para continuar con la actividad está reubicar la planta en el polígono industrial de A Portela. Esta área, en situación legal confusa, está pendiente de aprobar su expansión. El alcalde de Cangas, Enrique Sotelo, apostaba ayer por esta solución. La urgencia es aún mayor, recordó, porque las conserveras solo podrán beneficiarse de ayudas europeas hasta 2013.

Un bombero pasa ante los restos de la conservera Lago Paganini, después de que un fuego la arrasase, en Cangas.
Un bombero pasa ante los restos de la conservera Lago Paganini, después de que un fuego la arrasase, en Cangas.SALVADOR SAS (EFE)

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