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Reportaje:

"Puig mató sabiendo lo que hacía"

Los forenses descartan que el 'pistolero de Olot' sufra una enfermedad mental

Una de las pocas cuestiones que quedaban por dirimir en el juicio contra Pere Puig, el pistolero de Olot, es su estado mental. Él reconoció a la policía que mató a tiros a cuatro personas el 15 de diciembre de 2010 y hay numerosas pruebas y testigos que lo sitúan como autor de los crímenes. Su abogada apenas había hecho preguntas durante el juicio hasta ayer, cuando tocaba discutir si Puig sufre o no una enfermedad o trastorno mental que pueda aligerar la pena. Los forenses del Instituto de Medicina Legal, que lo examinaron el día de los hechos y en entrevistas posteriores, lo tienen claro: "Es un hombre sano". Los psicólogos privados de la defensa argumentaron que Puig, de 58 años, sufre tres trastornos de personalidad y que el día de los hechos estaba "obcecado" por un cóctel de "anomalías clínicas".

Los psicólogos de la defensa dicen que sufre tres trastornos de personalidad

Durante la instrucción, Puig declaró que su jefe "se le había metido dentro, como una serpiente", y que por eso lo mató. También acabó con la vida del hijo de este porque ambos "le debían dinero". Narcís Bardalet, psiquiatra y director del Instituto de Medicina Legal de Girona, examinó a Puig en la cárcel dos veces. "No sufre ninguna enfermedad mental. Tampoco se puede decir que tenga un trastorno de personalidad", dijo Bardalet. "Tiene peculiaridades, como todo el mundo", concluyó. Los TAC y las resonancias magnéticas que se le realizaron tampoco detectaron anomalías. El forense que examinó a Puig el día de los hechos para dictaminar si podía declarar ante el juez llegó a conclusiones similares: "Daba respuestas lógicas y razonadas. No detecté trastornos psicóticos ni brotes de esquizofrenia".

Los forenses observaron "frialdad emocional" en el acusado, que achacan a su forma de ser y no a una patología. Puig sabe "distinguir entre el bien y el mal", aunque el día de los crímenes se mostró ambiguo: "Reconocía el mal que había provocado, pero decía que tenía que hacerlo", resumió un forense. "Mató sabiendo lo que hacía", concluyeron.

Lo que son meros rasgos de la personalidad se convierten para los psicólogos de la defensa en tres trastornos: esquizotípico, esquizoide y paranoide. Tras examinarlo en la cárcel recientemente, los psicólogos dicen que Puig es "suspicaz, desconfiado, paranoico, impulsivo y ansioso", rasgos tan agudos en su caso que se convierten en trastornos. "Con 58 años, jamás ha tenido relaciones de pareja ni amigos", declaró la psicóloga Alicia Romero. "No es normal vestirse de sheriff o ir al bosque por la noche con un cuchillo", afirmó sobre las costumbres poco habituales del pistolero.

Estos psicólogos estuvieron de acuerdo con los forenses en que Puig no sufre una enfermedad, pero argumentaron que mató a su jefe, el hijo de este y dos empleados de la CAM impulsado por trastornos mentales. Unos trastornos que, sin embargo, "no son graves", según estos mismos expertos.

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