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Reportaje:

El conflicto subterráneo del metro

Las diferencias entre la empresa y los sindicatos crecen cada día - La dirección considera el paro de 24 horas en Santo Tomás como un "punto de inflexión"

El metro de Bilbao lleva meses inmerso en un conflicto que nunca acaba de cicatrizar. En este tiempo, los principales perjudicados han sido los ciudadanos, que ven interrumpido el servicio con una cadencia cada vez menor y no acaban de entender los motivos de unos paros que amenazan con eternizarse. Si la última amenaza sindical se cumple, una huelga de 24 horas el día de Santo Tomás -además de la del martes próximo entre 9.45 y 12.45-, el caos en la capital vizcaína estará servido, ya que es el día de cada año en que el suburbano transporta a más viajeros, unos 350.000.

Las posturas entre los sindicatos y la dirección se antojan irreconciliables y cada parte culpa a la otra de la dilatada historia de este desencuentro. De un lado, la dirección tiene la "intuición" de que el fondo de los problemas está impregnado de un tinte "más político que laboral" que hunde sus raíces en agosto de 2010, cuando Rafael Sarria, designado en 2006 por el PNV, fue relevado del cargo de director gerente del metro. Poco antes había entrado una directiva con aval socialista liderada por Iñaki Prego, que ocupó el cargo de consejero delegado.

El gerente califica la protesta de "castigo al ciudadano sin precedentes"

Solo así se explicaría, en opinión de la empresa, la virulencia de unas protestas que siempre encuentran motivos para renacer y que nunca terminan en los tribunales, un lugar donde la dirección ve "más lógico" poner una cuestión tan enconada como ésta. "La huelga es siempre lo último. Hay otras salidas antes, como los juzgados y la mediación", explica José Antonio López Ansareo, director gerente de Metro Bilbao. De hecho, el equipo de Prego ya propuso introducir un mediador en escena, pero las centrales lo rechazaron por ser "impuesto".

Los sindicatos, por su parte, rechazan cualquier implicación política en el conflicto -el comité lo forman cinco miembros de ELA, tres de CIM, tres de UGT, tres de CC OO, dos de LAB y uno de ESK- y esgrimen la unidad sindical -todos salvo CC OO secundan las protestas- como principal argumento. Por el contrario, culpan al "talante impositivo" de la dirección el origen de los problemas laborales que arrastran. El principal sería el modo en que se hizo la ampliación de plantilla acordada el pasado mes de julio, con la que se puso fin a la huelga más larga de la historia del suburbano, que duró casi dos meses.

En virtud a ese acuerdo, Metro Bilbao contrató de forma indefinida a trabajadores de relevo cuando los sindicatos querían que se la medida beneficiara a los eventuales, de acuerdo a un mecanismo de promoción interna existente. La dirección, no obstante, remarca que el acuerdo solo se refería al número de contrataciones y no al modo de hacerlas y rechaza injerencias en la forma de gestionar la empresa.

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Al margen de este aparente problema de interpretación, los sindicatos reclaman ampliar la discusión hacia una mejor reestructuración de los talleres, negociar el servicio de Nochebuena y los turnos de conducción. A estos temas oficiales se une la reestructuración que las centrales reclaman de las relaciones laborales, por las que, en su opinión, la dirección muestra un "nulo respeto", y recuperar una confianza que a estas alturas comienza a estar seriamente tocada entre ambas partes. Estos paros "agresivos" se enmarcan en la más estricta necesidad, según las fuentes sindicales consultadas, que además se encuentran convencidas de que la ciudadanía entenderá las últimas decisiones de los trabajadores.

"Lo de Santo Tomás es un punto de inflexión en el conflicto. No sabemos dónde vamos a llegar. Es un castigo sin precedentes a la ciudadanía. No cabe en nuestra cabeza", añade el director gerente de la compañía. "El mundo no se parará por la huelga en Santo Tomás y el derecho a la huelga nos asiste. La gente lo entenderá porque ven cómo están las cosas a su alrededor", señalan fuentes de UGT. López se pregunta dónde queda el "derecho a la movilidad" de los ciudadanos.

Los dos últimos meses han sido escenario de la guerra perpetua entre los trabajadores y la dirección, que vio cómo la inauguración de la estación de Basauri, que no pudo se pudo celebrar con el habitual evento oficial por el desarrollo de la campaña electoral, se empeñaba aún más por las protestas de las centrales. Fue el momento en que las posturas de ambas partes se alejaron aún más.

Las fuentes sindicales consultadas no se muestran "optimistas" sobre el futuro de este pulso, mientras que la dirección remarca su disposición permanente a a reunirse con el comité de huelga. El último paso, infructuoso, fue dado el pasado lunes en una reunión celebrada en el Consejo de Relaciones Laborales (PRECO). Los sindicatos propusieron entonces un acto de conciliación, que no sería vinculante, que la dirección rechazó al inclinarse por la fórmula del arbitraje.

"Son como los controladores aéreos"

La mayoría de los partidos del Ayuntamiento de Bilbao, con el alcalde, Iñaki Azkuna, a la cabeza, creen que detrás la huelga hay mucho más que una cuestión laboral. El regidor ya tildó de "barbaridad" los planes sindicales y la oposición mantiene una opinión muy similar en líneas generales.

Para la portavoz del PP Cristina Ruiz, "los trabajadores están en su derecho de ir a la huelga, pero han escogido el día con más viajeros como medida de presión y eso va a afectar a los vecinos en general y a los negocios en particular en un día de muchas ventas para comerciantes y hosteleros que es clave para la economía local". Ruiz afirma que "el número de huelgas se ha incrementado con la entrada de los nuevos gestores políticos al Consorcio de Transportes de Bizkaia y a la empresa del metro y esto da pie a sospechar que las reivindicaciones laborales se están instrumentalizando políticamente".

El socialista Alfonso Gil señaló a este periódico que resulta "obvio" que el conflicto "trasciende lo laboral" para meterse en terreno político. "Cada vez se asemejan más a los controladores aéreos. Ponen la huelga cuando más daño hacen. Provocarán pérdidas al agro vasco, a la ciudad,... Ellos sabrán, pero lo que van a hacer traerá grandes responsabilidades", afirma Gil.

Txema Azkuenaga, portavoz de Bildu, matiza que los trabajadores "tienen derecho a luchar y es encomiable que defiendan sus derechos". A su entender, la dirección "debe sentarse a negociar las horas que sean necesarias" hasta llegar a un acuerdo. Azkuenaga pide "comprensión" a la ciudadanía y ve lógico que las centrales, en busca de "impacto", hayan buscado el día con más afluencia de viajeros, aunque no cree que lo hayan elegido "pensando en fastidiar a la población".

Cronología

- Mayo de 2011. Arranca la huelga más larga de la historia del suburbano, que duró casi dos meses. Los sindicatos veían insuficiente el aumento de plantilla previsto. El Gobierno fijó unos servicios mínimos del 40% en las horas de paros.

- Junio de 2011. Esa gran huelga complicó el acceso de más de 4.500 estudiantes a las pruebas de Selectividad. El modo de reorganizar el modelo de explotación del metro es otro de los puntos de discordia, ya que "reduce las horas de presencia del personal" y "carga de kilómetros" los cuadros de los conductores, que únicamente disfrutan del descanso para el bocadillo.

- Julio de 2011. Acuerdo entre centrales y dirección. La plantilla pasa de 158 conductores y 173 supervisores a 166 y 182, respectivamente.

- Noviembre de 2011. Los sindicatos convocan varias jornadas de paros porque la dirección "incumple" el acuerdo de julio.

-Diciembre de 2011 Las centrales desafían a la dirección con un paro parcial el día 13 y otro de 24 horas el día 21, festividad de Santo Tomás, el día anual de mayor afluencia de viajeros.

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