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Una oleada de manifestaciones en toda Rusia pide nuevas elecciones

Las protestas reúnen a decenas de miles de personas de diversas ideologías

Pilar Bonet

Decenas de miles de rusos, indignados por el fraude en las elecciones legislativas del 4 de diciembre, salieron a la calle el sábado en diferentes mítines y acciones de protesta, -autorizadas y no autorizadas-, desde Vladivostok, en el océano Pacífico, a San Petersburgo y Kaliningrado, en el Báltico. En Moscú, el mitin tuvo una afluencia sin precedentes desde las grandes manifestaciones de la perestroika, hace más de 20 años, y reunió entre 80.000 y 150.000 personas, según los organizadores, ó 20.000, según la policía. Todo fue organizado y pacífico y no hubo incidentes, a diferencia de otras ciudades rusas donde la policía efectuó detenciones.

A la plaza Bolótnaya, donde se había autorizado el mitin moscovita, los manifestantes llegaron en riadas. En los abrigos, muchos lucían cintas y chapas contra "el partido de los bandidos y ladrones" (en alusión a Rusia Unida) y cintas blancas, el nuevo símbolo de la revolución pacífica rusa, porque el color blanco, según el orador Iliá Ponomariov, es "la suma de todos los colores" además de ser el "símbolo de la purificación". Otros llevaban pancartas con el dibujo de un oso (la mascota de RU) arrastrando un botín sobre el mapa del Estado y el eslogan de moda: "Rusia Unida, el partido de los bandidos y ladrones". También llevaban pancartas y carteles contra Putin; contra el jefe de la Comisión Electoral Central (CEC), Vladímir Chúrov; y en menor medida, imágenes ridiculizando al presidente, Dmitri Medvédev.

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A las 14.00, una marea humana se había concentrado frente a un escenario donde podía leerse: "Anular los resultados de las elecciones", "Rusia será libre", "Exigimos el registro de los partidos políticos"... Este último lema se refería a los partidos de oposición no legalizados con diferentes pretextos. Los manifestantes llenaban todo el espacio hasta donde alcanzaba la vista, más allá del puente frente la delegación de la UE en Moscú, el bulevar y ambas riberas del canal del río Moscova. El despliegue policial, que esta vez veló por la seguridad y no aporreó, era tan apabullante como el de los manifestantes. Entre estos últimos había muchos jóvenes, que respondieron a la convocatoria realizada por las redes sociales. El amplio espectro político cubierto por el mitin iba desde los liberales hasta los comunistas pasando por los nacionalistas. Del mitin salieron cinco exigencias finales a las autoridades, entre ellas nuevas elecciones, legalización de partidos políticos, castigos a los responsables del fraude electoral del 4 de diciembre y libertad de prensa. Al Kremlin se le han dado dos semanas para reaccionar y el 24 de diciembre habrá otro mitin.

De momento, las autoridades no han decidido cómo actuar ante la indignación popular. El portavoz de prensa de Putin, Dmitri Peskov, dijo que el Gobierno no había formulado ayer su posición. A juzgar por los primeros indicios, el Kremlin pretende ganar tiempo y presentar las protestas como un mérito propio que reflejaría la amplia libertad de expresión existente. Los noticiarios nocturnos de los canales de televisión oficial informaron sobre el mitin de Moscú con detalles irrelevantes y ocultaron las reivindicaciones concretas planteadas al Kremlin. Uno tras otro, los oradores fueron formulando las consignas de lo que comienza a dibujar una amplia plataforma política para el cambio y que augura una movida temporada hasta las elecciones presidenciales del 4 de marzo en las que Vladímir Putin espera volver a la presidencia de Rusia para seis años más.

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El mitin formará un comité único que solicitará una reunión con el presidente (Dmitri Medvédev) con el fin de presentarle nuestras exigencias, manifestó Iliá Ponomariov, del partido Rusia Justa (RJ). Los oradores del mitin hablaron a título personal, no de partido.

En las elecciones a la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento), RU se situó en primer lugar con 238 diputados (de los 450 de la Cámara), seguida de PC, RJ y partido de Zhirinovski. En tanto que instituciones, ninguno de los tres partidos que formarán la oposición a RU desea nuevas elecciones, tal como exigieron los participantes en el mitin. En éste, Borís Nemtsov, ex primer vicejefe de Gobierno en época de Yeltsin, llamó "paranoico", "cobarde" y otros insultos a Putin y le conminó a dimitir.

"No se puede aguantar esta sinvergonzonería", dijo Guennadi Gudkov, que es un veterano de los servicios de seguridad. "Ha nacido la sociedad civil", sentenció e informó que la gente había salido a la calle "en mítines pacíficos en más de 20 ciudades de Rusia". Gudkov advirtió que podía surgir la violencia si las autoridades no escuchan a su pueblo. "Obligaremos a las autoridades al diálogo", sentenció, "el 4 de marzo la situación será otra. Todos sabemos lo que hay que hacer". El líder de Yábloko, Grigori Yavlinski, señaló que su partido comienza una campaña para echar del poder al primer ministro Vladímir Putin. De la Unión Internacional de Oficiales, Yevgueni Kopyshev, dijo que el 80% de la oficialidad odia a las autoridades rusas.

Un manifestante sostiene un cartel con el retrato de Putin y la leyenda "hemos tomado diferentes caminos", durante la protesta en Moscú.
Un manifestante sostiene un cartel con el retrato de Putin y la leyenda "hemos tomado diferentes caminos", durante la protesta en Moscú.MIKHAIL METZEL (AP)

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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