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Millones de colombianos exigen la disolución de la guerrilla de las FARC

Las ciudades del país se llenan pidiendo libertad para los secuestrados

Millones de colombianos gritaron ayer a las FARC: "¡Libérenlos ya!". Fue una solicitud vehemente, conmovedora y fuerte con la intención de que su eco llegara hasta la profundidad de las selvas en donde la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tiene encadenados a cinco militares y seis policías. Son hombres comunes, humildes, de rostros demacrados y candados que les cuelgan del cuello. Están en cautiverio desde hace 12, 13 y 14 años.

En solidaridad con su tragedia, millones de ciudadanos salieron a las calles en todos los puntos del país. Algunos llevaban pancartas: "No más FARC", "Por piedad, libérenlos ya" y "No nos crean tan pendejos", réplica de una espontánea reacción del presidente, Juan Manuel Santos, al conocer un comunicado en el que las FARC eludía su responsabilidad en el asesinato, a sangre fría, de cuatro de sus cautivos.

La sociedad se volcó en unas marchas sin color político ni ideológico

Precisamente ha sido esta matanza la que ha sacudido de nuevo al país y recordado el horror: un grupo de hombres pudriéndose en la selva, en jaulas de alambre de púas, bajo la mirada atenta de sus captores, listos a dispararles al menor indicio de un intento de fuga o si vienen a liberarlos.

Las marchas se repitieron en las principales ciudades del mundo. Entre los asistentes participaron todas las vertientes ideológicas de la sociedad. En Bogotá marcharon desde el presidente Santos hasta la izquierdista Clara López, alcaldesa mayor de la ciudad, del izquierdista Polo Democrático. Y también los exsecuestrados como Alan Jara, quien estuvo ocho años en cautividad. "Estas marchas no tienen color político, no tienen dueño, solo buscan un propósito: decirle a las FARC lo equivocadas que están", señaló.

Hay quienes aseguran que la práctica del secuestro ha terminado políticamente a las FARC. Eso lo expresa de manera sencilla el niño Johan Steven Martínez, hijo del sargento del Ejército Nacional José Libio Martínez, asesinado por las FARC el 26 de noviembre tras casi 14 años de secuestro: "Yo ya perdoné a las FARC. Su castigo ahora es cargar con el peso en la conciencia de haber asesinado a tanta gente inocente".

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Hay todavía un número indeterminado de civiles en manos de las FARC, aunque en este caso la guerrilla decide no hacer pública su condición para negociar directamente con las familias el rescate y así robustecer sus finanzas. En cambio, a los uniformados los secuestró con el propósito de canjearlos por sus guerrilleros presos. Fue una idea impuesta por Manuel Marulanda, Tirofijo, su comandante histórico, fallecido el 26 de marzo de 2008.

Hace una década, las FARC llegaron a tener en su poder a casi 500 secuestrados. Hoy solo conserva a 11. Tenía 16, pero asesinó a cuatro y uno se fugó, el sargento Luis Eduardo Erazo. Por eso, Santos insiste: "El único camino que tienen es liberarlos y desmovilizarse".

Manifestación contra las FARC en la ciudad colombiana de Medellín.
Manifestación contra las FARC en la ciudad colombiana de Medellín.RAÚL ARBOLEDA (AFP)

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