Hachazo a la renta mínima
Son las siete de la tarde y Jessica Acosta recoge a sus dos hijas de 10 y 8 años de la Fundación Salut Alta de Badalona. Aquí cuidan de ellas mientras hace prácticas como reponedora en un supermercado. Con 32 años y madre soltera, hace seis que cobra la renta mínima de inserción, tras nacer su segunda hija y quedarse sin su empleo de camarera. Asiste a un curso de atención al cliente para mantener la ayuda, pero sigue sin trabajo. Jessica ha visto reducida la ayuda para sacar adelante a su familia. De cobrar 685 euros, ha pasado a percibir 585 desde septiembre, tras la reforma de la ayuda.
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