Conde Roa avisa a "los violentos" de que sentirán su "aliento en la nuca"
Santiago utilizará cualquier "resquicio legal" para cerrar estos locales
El alcalde de Santiago, Gerardo Conde Roa, acusó ayer a varios locales de la capital gallega, sin citar a ninguno en concreto, de albergar reuniones en las que se "planifican y piensan" acciones para "atentar contra los bienes y los ciudadanos". Sin explicar en qué basa sus sospechas más allá de un "el Ayuntamiento dispone de información", Conde Roa prometió que no le va a "temblar la mano" para impedir esas supuestas reuniones y explicó que el Ayuntamiento utilizará "todas las medidas legales, el mínimo resquicio" a su alcance para cerrar estos lugares. Así, indicó que se revisará "una a una" las licencias de funcionamiento de los locales para comprobar que estén en regla y se "redoblará" la vigilancia "sobre determinados grupos que han mostrado suficientemente su violencia". "Van a sentir nuestro aliento en la nuca", remarcó.
El alcalde dice que no tolerará que la ciudad sea "local de ensayo para guerrilla urbana"
La manifestación en protesta por el desalojo de la Yago acabó con incidentes
Las palabras del alcalde de Santiago son parte de la valoración que hizo ayer de los incidentes que se produjeron el pasado miércoles por la noche tras la manifestación que se celebró en protesta por el desalojo de la Sala Yago -que permanecía okupada desde el pasado viernes- en el que se detuvieron a 12 personas, puestas en libertad pocas horas después, acusadas de usurpación. En la marcha, de varios cientos de personas, rodeadas por medio centenar de policías antidisturbios, por las calles del casco histórico de Santiago -que fue convocada en la mañana del miércoles durante el desalojo del cine- se produjeron varias cargas de los agentes. Cuando los manifestantes llegaron a la zona del Ensanche compostelano, algunas personas lanzaron objetos contra escaparates comerciales, hicieron barricadas con contenedores y rompieron cajeros automáticos. Los destrozos afectaron a ocho locales que tienen daños en las cristaleras, la quema de contenedores de basuras y una cabina telefónica, según el recuento del concejal de Seguridad, Albino Vázquez. El edil consideró que la forma de actuar de estas personas fue "desproporcionada, vandálica y con cierto grado de organización". El Ayuntamiento no ha valorado aún los deterioros del mobiliario urbano, pero Conde Roa ya aseguró que reclamará "por los daños que se han producido".
El discurso de Conde Roa es muy similar al que utilizó hace dos años, desde la oposición, cuando se produjeron incidentes entre independentistas, antidisturbios y personas que participaban en una manifestación de Galicia Bilingüe. El entonces líder de la oposición señaló a tres locales de la ciudad -en esa ocasión, con nombres: la Gentalha do Pichel, el local de la asociación Henriqueta Outeiro y la Sala Nasa- como lugares de reunión de supuestos grupos con "actividad paraterrorista". "Todos sabemos dónde se reúnen, quiénes son y cómo se organizan", afirmó en 2009.
También hace dos años apeló a las licencias de apertura como instrumento para que el Ayuntamiento pudiese intervenir y censuró la "colaboración, complicidad y doble vara de medir" del Gobierno de Sánchez Bugallo, alcalde socialista de la anterior legislatura. Incluso el lenguaje era muy similar y si entonces advertía que Santiago se estaba transformando en "campo de pruebas" para grupos "paraterroristas", ayer remarcó que, ahora como alcalde, no va a consentir "que Santiago se convierta en un local de ensayo para ningún grupillo de guerrilla urbana". "Santiago no es el casco viejo de San Sebastián ni lo será nunca", apostilló. Conde Roa consideró que "hay quien está intentando dese hace tiempo hacer de Santiago un escenario publicitario para este tipo de actos".
Tanto el PSdeG como el BNG expresaron ayer a través de sus portavoces en el Ayuntamiento su "absoluta repulsa" por los incidentes que ocurrieron en la noche. El socialista Sánchez Bugallo los condenó "sin paliativos" y lamentó "que la Sala Yago se encuentre en situación de cierto abandono y total desuso", informa Europa Press. Por su parte, el nacionalista Rubén Cela pidió prudencia para "no crear alarmas injustificadas" ante la sociedad. El edil del BNG se reafirmó en sus anteriores declaraciones y consideró que la despliegue policial para el desalojo, que no justificó, fue "desproporcionado" y que "el uso de la fuerza debe ser el último recurso". Precisamente el alcalde había reclamado unos minutos antes que Cela aclarara "con quién está, si con los ciudadanos o con los okupas". El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, advirtió sobre la okupación de la Sala Yago que se debe "respetar la propiedad privada" y deseó que los incidentes tras el desalojo sean "aislados" y "no tengan reflejo" en otras localidades de la comunidad.
En los cinco días de okupación del viejo teatro, que pertenece a una familia y lleva cerrado desde el verano de 2007, se puso a funcionar la antigua máquina de proyecciones, se representaron obras de teatro y espectáculos de circo y se realizaron talleres y charlas. Funcionarios municipales tapiaron sus puertas cuando salió detenido el último okupante.
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