_
_
_
_
ELECCIONES 2011 | Los resultados en Cataluña
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una debacle y algo más

Josep Ramoneda

Un electorado asustado por la crisis ha decidido colocar todo el poder en una sola mano, así en España (PP) como en Cataluña (CiU). Más que nunca se pone de manifiesto que en España hay dos sistemas políticos, uno pluripartidista en Cataluña y el País Vasco, otro bipartidista con matices en el resto del Estado. ¿La explicación de estos resultados hay que buscarla solo en la debacle del partido socialista o hay otros factores que influyen en ellos?

El PSOE pierde 4,5 millones de votos en toda España, el PP gana en torno a medio millón. En Cataluña el PSC pierde más de 700.000 votos, CiU gana 250.000. ¿A qué es imputable este hundimiento? Sin duda, la crisis ha abrasado al PSOE, como a casi todos los Gobiernos que se enfrentan a ella. Pero muchos de los males del partido socialista habían aflorado antes. Hace muchos años, por ejemplo, que el PSOE tiene un agujero tremendo en Madrid y en Valencia, donde el partido está en manos de unas pequeñas camarillas a las que lo único que les importa es no perder el control del negociado. Nadie desde la dirección del PSOE ha hecho nada para repararlo. Esta desidia organizativa, esta incapacidad de renovación de un partido que creyó que podía vivir eternamente de las rentas de los años gloriosos del felipismo, es tanto o más responsable de la debacle que la crisis. Es la misma incapacidad de afrontar problemas reales que ha lastrado a los socialistas catalanes, empeñados en hacer de la interinidad un modo de vida.

La única buena noticia para los socialistas es que no se vislumbra ninguna fuerza alternativa para ocupar su espacio

Zapatero llegó como el gran renovador del socialismo español. En su primer discurso como candidato se dirigió a Felipe González con voluntad dejar claro que el felipismo era el pasado. Diez años después, la deslumbrante muchachada que arropaba a Zapatero ha resultado ser un fiasco. En la campaña electoral hemos visto reaparecer a toda la vieja guardia, en un desesperado gesto melancólico. Pero, en tiempo de zozobra, la ciudadanía quiere un poder fuerte, pero fresco. Ahora Rubalcaba pide a Zapatero que convoque un congreso ya. El calvario del PSOE no ha terminado, falta que estalle la crisis del PSOE andaluz, que puede ser la puntilla a los socialistas por muchos años.

Zapatero no tiene derecho a esconderse detrás de la derrota de Rubalcaba. Pero el desastre socialista probablemente no habría sido tan descomunal sin la crisis, es decir, sin el final de los tiempos en que la chequera podía hacer milagros, y sin el trabajo bien hecho de sus adversarios. Rajoy ha prescindido de la vieja guardia, excepto de él mismo; ha neutralizado las conspiraciones del sector más radical del partido y del entorno mediático, y ha procurado simplemente ofrecer tranquilidad a la ciudadanía en tiempos desesperantes. CiU cobra ahora el trabajo de reconstrucción hecho estos años. En uno y otro caso se demuestra que en los momentos de pánico más que nunca gana confianza el que mejor se identifica con el marco nacional, España, en el caso del PP; Cataluña, en el caso de CiU. En una época de hegemonía conservadora, el PP y CiU han sintonizado a la vez con sus valores nacionales y con los valores que desde el poder económico, que es hoy el que tiene capacidad normativa, emanan sobre la sociedad. Al modo de los republicanos americanos, Rajoy ha hecho estimables equilibrios para satisfacer a la vez a la derecha liberal y a los fervientes seguidores de la hambrienta Iglesia católica.

Rajoy, con su mayoría absoluta, ha enviado la amenazante esfinge de Aznar al desván. Pero la derecha española es muy reactiva y el entorno no dará tregua al presidente. CiU vuelve a enarbolar la bandera del pacto fiscal, que con la mayoría absoluta del PP pasa de propuesta a pura reivindicación. Aun cuando una vez más se ha demostrado que Cataluña sigue siendo territorio apache para el PP, la fuerza de la derecha será una incómoda presión para los nacionalistas. Inevitablemente, Cataluña evolucionara hacia la acumulación de fuerzas reivindicativas como es propio de tiempos de mayoría absoluta en Madrid. El voto socialista se ha dispersado mucho. Y excepto en Cataluña, donde hay trasvase a CiU de voto prestado en anteriores generales, se ha ido principalmente a la abstención o a partidos, como IU, que viven de los fracasos socialistas, para volver a morir cuando estos se recuperan. La única buena noticia para los socialistas tanto en Cataluña como en España es que de momento no se vislumbra ninguna fuerza alternativa para ocupar su espacio. En Cataluña es evidente que se necesita una verdadera izquierda nacional ya.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_