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PUNTO DE VISTA | ELECCIONES 2011
Columna
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Camino a la libertad

El mapa de España tiene decenas de puntos negros donde ETA dejó huella de sus crímenes, incluidos algunos de los más horrendos, como el de Hipercor. Pero la capital de ETA estaba en el País Vasco. Fue aquí donde el mal adquirió caracteres de pandemia y donde queda pendiente una larga tarea para normalizar la convivencia. Estas son, al fin, las primeras elecciones generales que se desarrollan sin la amenaza de las pistolas, que todavía en las de 2008 le costaron la vida al exconcejal socialista Isaías Carrasco.

El lehendakari, Patxi López, ha querido simbolizar esta recuperación espacial de la libertad con un mitin en la Plaza de la Constitución de San Sebastián, corazón de la Parte Vieja que pese a su nombre ha sido por muchos años fortín de los más violentos, que expulsaron de su recinto a la librería Lagun tras una campaña de acoso y derribo. En sus cercanías fueron asesinados el concejal del PP Gregorio Ordóñez y el empresario José Antonio Santamaría. "Las calles y plazas de Euskadi son de todos", proclamó López tras rememorar otro mitin de 1999 en el que Ernest Lluch invitaba a los radicales a que gritaran, "porque mientras gritáis no podéis matar". "Esta vez sí hemos recuperado la libertad, les hemos derrotado", concluyó el presidente vasco.

"Esta vez sí hemos recuperado la libertad, les hemos derrotado", resalta Patxi López

Esta convicción de irreversibilidad atraviesa toda la campaña vasca. El desembarco de una izquierda abertzale reagrupada se erige como una amenaza a la hegemonía histórica del PNV en el sector nacionalista, al tiempo que la marea general favorable al PP tiende a equilibrar su rezago tradicional respecto a los socialistas. Fruto de este nuevo reparto de la baraja las cuatro listas se mueven entre cuatro y cinco escaños, con un PNV ganador en Bizkaia, Amaiur en Guipúzcoa, el PP en Álava y un PSE que aspira a ser el más votado aunque no gane en ninguna circunscripción.

El PNV trata de hacer valer sus logros en materia de autogobierno y financiación durante estos 30 años en los que sus competidores practicaban la extorsión y la violencia. Pero es consciente de que Amaiur se ha subido a la ola del final de ETA sin que todavía le pasen factura errores de gestión como los que ya han aflorado tras las inundaciones de San Sebastián.

El PNV alardea de la empatía entre Urkullu y Rajoy, que en todo momento ha estado informado de los avances hacia el final de la violencia, y espera que favorezca el camino hacia la paz mediante la aplicación de una ley penitenciaria que a juicio de Andoni Ortúzar permitiría resolver la situación del 70% de los presos. No cree que las corrientes recentralizadoras afecten al autogobierno vasco, más bien le otorgarían una singularidad que siempre vieron lastrada por el "café para todos".

En este camino hacia la normalidad democrática los socialistas se sienten orgullosos de haber protagonizado el tramo final del cese de la violencia. A Eduardo Madina no le gusta hablar del atentado que a punto estuvo de costarle la vida y que le ha dejado secuelas irreversibles. Pero sí recuerda que hace dos años Patxi López tuvo que sentarse en el banquillo de los acusados por haberse reunido con Otegi. "Hemos pagado un alto precio. Ahora hay que crear climas que hagan irreversible el cese de la violencia. Si gana Rajoy sabe que contará con nuestra colaboración, como siempre. Si ganamos nosotros nos montarán la bronca. La ley penitenciaria permite abordar muchos casos a través de peticiones individuales. Creo que Rajoy lo hará y le ayudaremos en esto. El peligro es quedarse quieto y no hacer nada".

Antonio Basagoiti, que ha reorientado con éxito el rumbo del PP vasco hacia la centralidad, considera que es importante mantener el consenso PP-PSOE en esta fase y tratar de incorporar al PNV. Asegura que esa es exactamente la posición de Rajoy. Una vez ganada la batalla contra la violencia, se tiene que ganar la de la libertad. "Hay que hacer un intenso trabajo de pedagogía política para que toda la sociedad vasca interiorice que es legítimo vivir en Euskadi con distintas opciones políticas y una ciudadanía única".

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