La UE examina con lupa la respuesta de Italia a sus exigencias financieras
El ajuste impuesto causa malestar en el ámbito económico y político italiano
"Nuestro diagnóstico de la economía italiana no cambia porque haya una nueva Administración", advirtió ayer el portavoz de Asuntos Económicos y Monetarios de la Comisión Europea (CE), Amadeu Altafaj. La Comisión está examinando con lupa las aclaraciones que el exministro de Finanzas, Giulio Tremonti, envió el pasado sábado respondiendo a las 39 preguntas que le había planteado previamente Bruselas. Se trata de esclarecer el alcance real de los compromisos anunciados previamente por el ex primer ministro Silvio Berlusconi.
La perspectiva de un nuevo Gobierno, presidido por el antiguo comisario europeo Mario Monti, no ha tranquilizado por ahora a los inversores. La prima de riesgo de los bonos italianos a diez años escaló ayer hasta los 492 puntos básicos, tras una subida de 37 puntos. Esto significa que el coste de financiación de la deuda pública italiana es 4,9% puntos porcentuales más que la alemana en el mercado secundario.
El nulo crecimiento previsto para 2012 es inútil para reducir la deuda
El expresidente Ciampi lamenta la "dependencia" del país
Bruselas mantiene su preocupación sobre el débil crecimiento de la economía italiana, que, según las últimas previsiones, será de solo el 0,1% en 2012, absolutamente insuficiente para reducir el volumen de deuda del 120% del producto interior bruto (PIB). Bruselas estima que las medidas anunciadas para remontar esta situación son insuficientes. "Las debilidades en términos de freno para el crecimiento y las reformas estructurales que juzgamos necesarias [hacen que] nuestro análisis siga siendo el mismo", señaló el portavoz.
Altafaj precisó: "Estamos examinando estas respuestas, que llegaron a tiempo y fueron muy completas y requieren mucho trabajo de los servicios de la CE". El documento de las autoridades consta de 36 páginas más 19 anexos.
Sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas, el anterior Gobierno asegura que "un mayor cambio constitucional está en camino para modificar el artículo 81 de la Constitución e introducir la regla del equilibrio presupuestario, como han adoptado otros países por sugerencia de la UE". Aunque no se precisa la fecha de manera específica para el logro del equilibrio presupuestario, sí se precisa que "la legislación secundaria [relativa al caso] deberá ser aprobada para finales de junio de 2013". También se especifica que "la fecha tope para aplicar el tipo de gasto es finales de 2012".
En materia de gasto las cantidades hasta ahora comprometidas son 10.700 millones en 2012; 5.000 millones en 2013 y otros tantos en 2014.
En los compromisos para reducir la deuda pública, que asciende a 1,8 billones de euros, prevé la exigencia a los Gobiernos locales de que reduzcan su volumen de deuda a partir de 2013. También se prevé una serie de decretos, el primero a partir del 30 de abril de 2012, para proceder a la venta de establecimientos militares o prisiones que no se utilizan. Los ingresos derivados de las ventas de estos y otros inmuebles "deberán emplearse en la reducción de la deuda pública".
En relación con las pensiones se establecen una serie de compromisos encaminados a aumentar la edad para tener derecho a la prestación. Según la legislación actual, la edad para acceder a la pensión es de 65 años para los hombres. Las mujeres trabajadoras en el sector público pueden actualmente retirarse a los 61, pero a partir de enero de 2012 su edad obligatoria de retiro se fijará en 65. Las mujeres que trabajen en el sector privado, que se jubilan ahora a los 60 años, verán aumentada continuadamente su edad de retiro hasta los 65, en línea con el resto de los trabajadores.
El paquete de exigencias a Italia, que tanto la Comisión Europea como el Banco Central Europeo (BCE) han impuesto a Italia, está despertando un serio malestar en personalidades del mundo económico y político italiano. Así, por ejemplo, el expresidente de la República y antiguo gobernador del Banco de Italia, Carlo Azeglio Ciampi, expresó su preocupación por la pérdida de soberanía de su país. "Italia no merece encontrarse en una situación de inferioridad y de dependencia, a la que ha sido conducida por una política errónea". Su preocupación es por la "vigilancia" a la que se va a someter al nuevo Gobierno por parte de la UE, el FMI y el BCE.
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