Estados Unidos advierte que crece la opción militar contra Irán
Washington cree que el cambio de régimen en Teherán es "la única opción"
Estados Unidos ha decidido elevar considerablemente el tono de sus amenazas contra Irán, llegando a advertir que "la opción militar crece" y que el cambio de régimen es inevitable, en un intento de que Rusia y China se decidan a colaborar para impedir que el Gobierno islámico construya armas nucleares. Barack Obama presionó ayer a Dmitri Medvédev y Hu Jintao en ese sentido, pero no obtuvo respuestas precisas sobre el grado o la forma de esa solicitada cooperación.
El argumento norteamericano es el de que, si no se para a Irán ahora por las buenas, habrá que pararlo dentro de poco por las malas, y eso será de dramáticas consecuencias para todos, incluidos Rusia y China. La embajadora de EE UU en la ONU, Susan Rice, declaró ayer a la cadena BBC que la posibilidad de una intervención militar en Irán, no solo no está fuera de la mesa, sino que es "una opción real que está creciendo por culpa del comportamiento iraní".
Obama intenta que Rusia y China acentúen la presión sobre Irán
Israel ha enviado señales de que puede atacar por su cuenta
Rice no quiso especular sobre si esa intervención sería llevada a cabo por EE UU, por Israel o por los dos de forma conjunta, pero sí insistió en que la Administración norteamericana está llegando a la conclusión de que será necesario acabar con el actual régimen de Irán para evitar que este cree un arsenal nuclear. "Soy una convencida de que el cambio de régimen va a ser nuestra única opción aquí", reconoció Rice. "Unas modestas sanciones que tengan solo un valor cosmético no van a funcionar ya", añadió.
Estas declaraciones son parte de una campaña de alarma creciente desatada por Washington a raíz del informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), según el cual Irán tiene la voluntad de construir el arma atómica. Con ese informe, EE UU confiaba en poder convencer a Rusia y China, que tienen fuertes intereses en Irán y se oponen a cualquier medida contra su régimen, de actuar con energía. Solo con la participación de esos dos países se puede aislar a Irán hasta el punto de arrancar concesiones a su Gobierno.
Pero la estrategia no ha funcionado hasta ahora. El presidente Obama abordó ese tema en su reunión con Dmitri Medvédev y Hu Jintao durante la celebración en Hawai de la cumbre de la Cooperación Asia-Pacífico (APEC), sin obtener muy buenos resultados.
Sentado junto a Medvédev, Obama dijo que ambos habían "reafirmado su intención de trabajar para conseguir una respuesta común" sobre Irán. En su reunión con Hu, el presidente norteamericano señaló que tanto él como el presidente chino coinciden en la necesidad de que el régimen iraní "cumpla con las normas y las reglas internacionales".
Pero ni Medvédev ni Hu refrendaron por su cuenta esas palabras ni mencionaron ningún compromiso sobre cómo actuar respecto a Irán o dieron algún dato de que este sea un tema que les inquiete. El presidente ruso se limitó a señalar que el caso de Irán había sido tratado en las conversaciones bilaterales. El líder chino ni siquiera lo mencionó en sus declaraciones.
Pese a ello, EE UU confía en que tanto Rusia como China "entienden", tal como dijo el viceconsejero Nacional de Seguridad, Ben Rhodes, la gravedad de la situación actual y será posible "trabajar con ellos para formular una respuesta". Esos dos países no solo son importantes porque con su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU pueden impedir cualquier movimiento unitario de la comunidad internacional, sino porque sus relaciones comerciales y políticas con Irán le dan al régimen islámico el oxígeno económico y diplomático que requiere para sobrevivir.
La Administración norteamericana consiguió en el pasado, aunque después de unos grandes esfuerzos, el respaldo de Rusia y China para aprobar en la ONU las sanciones más duras aplicadas hasta ahora contra Irán. Esas sanciones, según Washington, han funcionado bien, y de hecho, si se ha retrasado hasta ahora la oportunidad de que Irán tenga armas atómicas, es gracias a esas sanciones, que han servido también para dividir al régimen e incrementar el descontento popular.
Pero ahora la sensación de urgencia ha aumentado significativamente. Israel, que siente su supervivencia en juego en esta crisis, ha enviado señales claras de que está dispuesto a actuar por su cuenta si la comunidad internacional no reacciona. EE UU quiere evitar la catástrofe que significaría, en el actual momento económico del mundo, un conflicto de esa magnitud. Pero no puede impedirlo a menos que Rusia y China estén de su parte. Ni Moscú ni Pekín, que ahora disfrutan de una gran influencia internacional, deberían de tener gran interés tampoco en una desestabilización de esa magnitud, pero no quieren otorgarle gratis a Estados Unidos este triunfo.
China disputa el liderazgo del Pacífico
La cumbre de Hawai ha demostrado que el traslado del eje de poder mundial hacia el área Asia-Pacífico no va a ser un tránsito feliz y sencillo: EE UU y China se disputan abiertamente el liderazgo y, aunque buscan vías de cooperación con el fin de no dañarse, extienden su rivalidad al comercio, la política y la estrategia de seguridad.
"EE UU es un poder del Pacífico y estamos aquí para quedarnos", ha afirmado Barack Obama en la cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico. "Después del 11 de septiembre, todo nuestro interés ha estado centrado en la seguridad, especialmente en Oriente Próximo. Y eso sigue siendo importante, pero ahora nuestra atención vuelve a estar puesta en Asia-Pacífico", añadió.
Esa estrategia es vista con muy buenos ojos por varios países del área a los que les inquieta el ascenso imparable de China, como los ocho con los que EE UU ha creado la Alianza Transpacífica o como Japón, cuyo Gobierno está dispuesto a sumarse a esa zona de libre comercio. "Estoy muy satisfecho por la creciente presencia de EE UU en la región y creo que Japón y EE UU deben trabajar juntos por objetivos económicos y para establecer orden y seguridad", ha declarado el primer ministro japonés, Yoshihiko Noda.
China, sin embargo, no está tan entusiasmada. El presidente Hu Jintao mantuvo un encuentro frío con Obama en Honolulú en el que no hizo esfuerzos por ocultar sus diferencias sobre el papel de China en el mundo y otros asuntos más inmediatos, como el del valor del yuan. Hu advirtió que "los nuevos mecanismos globales de gobierno deben de reflejar los cambios en el panorama económico mundial". Es decir, EE UU tiene que reconocerle un mayor papel a China.
EE UU, por su parte, ha empezado a mostrar impaciencia y frustración por la actuación ventajosa en la que China participa en el comercio mundial con una moneda artificialmente devaluada. "EE UU no puede mantenerse impasible si no existe reciprocidad en nuestras relaciones económicas. Cuando veamos que se violan las normas lo denunciaremos y, en algunos casos, actuaremos", advirtió Obama.
Hu rechazó cualquier concesión en ese terreno y aseguró que "los problemas de déficit comercial y desempleo de EE UU no están causados por la cotización del yuan".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.