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Crítica:pop | cowboy junkies | música
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Felices de estar tristes

Alguien podría preguntarse qué hace un grupo de country lisérgico en un festival de jazz. Más cuando los propios interesados confiesan que el jazz es "de las pocas músicas" que no tocan. Bien es cierto que sus seguidores opinan otra cosa. En la mayoría de los comentarios que circulan por las redes sociales sobre los canadienses, la palabra "jazz" figura invariablemente asociada a los demás géneros del gusto de los susodichos, blues, folk y rock, mayormente. Cierto, aunque difícil de explicar.

Jazz o no jazz, estos Cowboy Junkies practican el deporte tan de moda del "corta y pega", un poco de aquí, un poco de allá, y tiro porque me toca. No han inventado nada pero tampoco lo ha hecho Wilco, y ya se ve dónde han llegado. Para sus fans, lo que tienen estos vaqueros alucinados es que son "reales", lo que sea que significa eso. Para el resto de los mortales, la diferencia la marca Margo Timmins, con su voz derretida y su aire ausente, tan seductor lo uno como lo otro. Ella, y lo que canta.

Cowboy Junkies interpretan canciones de levantarse de la cama solo/a y abandonado/a un martes por la mañana, y así. Aquí, el personal paga para escuchar canciones tristes, y eso es lo que les dieron los hermanos Timmins en su recital del viernes. Una primera parte eléctrico-psicodélica dedicada a los nuevos temas extraídos de la tetralogía The Nomad series (falta por grabar el cuarto álbum); un breve interludio acústico, con dos temas, Renmin Park y Cutting board; y el happy end, con los grandes éxitos de la banda, comenzando por Sweet Jane y hasta Misguided angel, Bring you down, etcétera. Música de corta y pega: un aire de blues por aquí (Baby) y otro de Jimi Hendrix por allá (Building). El nexo de unión está en las letras. La música de Cowboy Junkies dibuja un paisaje desolado que los propios intérpretes subrayan saliendo a escena de luto riguroso. Nadie se mueve. Todo queda en penumbra.

El teatro Fernán Gomez registró la mejor entrada en lo que llevamos de festival, rozando el lleno. Ya se sabe que la afluencia de público a los festivales de jazz es inversamente proporcional a la cantidad de jazz que estos contienen.

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