Ibarra: "La memoria de Lidón reflejará la verdad de lo ocurrido"

El asesinato del juez José María Lidón, cometido por ETA en Getxo el 7 de noviembre de 2001, supone el máximo símbolo y expresión de los años de amenaza terrorista contra la judicatura vasca. Por ello, el presidente del Tribunal Superior, Juan Luis Ibarra, aprovechó ayer el décimo aniversario del crimen para reivindicar que su memoria preservará "la verdad de lo ocurrido". "Es la plena humanidad de las víctimas del terror la que dota de sentido a nuestra convivencia democrática en libertad", manifestó.

Ibarra presidió en la sede del alto tribunal la ofrenda floral en homenaje a Lidón. Junto a la viuda y los dos hijos del juez, al acto asistieron destacados miembros del Gobierno y la judicatura, entre ellos Ángel Gil, presidente de la Audiencia de Bizkaia, tribunal en el que ejercía el juez cuando fue asesinado. Gil enfatizó que "mantener viva" la memoria del magistrado equivale a conservar "la denuncia de la insoportable injusticia de su asesinato".

El acto de recuerdo en el Superior sucedió al que poco antes se había celebrado en el Laberinto de la Universidad de Deusto, de la que Lidón era catedrático de Derecho Penal. A su término, la consejera de Justicia, Idoia Mendia, recalcó que ninguna muerte perpetrada por ETA "ha sido en vano" y consideró que "la memoria de todas las víctimas debe estar presente en la construcción del futuro" de Euskadi. También el lehendakari, Patxi López, tuvo un recuerdo expreso para Lidón en su comparecencia en Ajuria Enea con el presidente Zapatero tras destacar que el fin del terrorismo supone, entre otras cosas, "la victoria del coraje de las víctimas".

Cuadernos

Deusto ha publicado un nuevo número, el octavo, de los Cuadernos Penales José María Lidón, editados en homenaje al magistrado. Este volumen se centra en la reforma penal, con las personas jurídicas y el tráfico de drogas como protagonistas, junto a la justicia restaurativa.

Lidón formó parte de un tribunal que juzgó varios casos de relevancia pública en la Audiencia vizcaína. Fue asesinado en Getxo, cuando salía de su garaje y se dirigía al trabajo con su esposa. Dos etarras le interceptaron y comenzaron a dispararle. Tres proyectiles le alcanzaron y segaron su vida. No llevaba escolta y su nombre no había aparecido en la documentación incautada a ETA.