La barretina en el Titicaca
Muchas semanas, Josep Pons coge como mínimo dos aviones por su trabajo. El pasado verano, el hasta ahora director de la Orquesta Nacional de España (que en 2012 pasa a ser director musical del Gran Teatre del Liceu de Barcelona) dejó la batuta en casa y se dio el gustazo de ir al lago Titicaca en la parte peruana, a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar
¿Cómo fue el ascenso?
En una furgoneta desde el aeropuerto de Juliaca. Tras un corto viaje apareció el lago, que es como de otra dimensión.
¿Cuál fue su plan?
Nos alojamos en un hotel apartado de Puno, el Titilaka. Desde allí visitamos la isla de Taquile, un enclave ecológico mil por mil. Funciona con placas solares y no hay coches, ni bicis...solo se camina. Es bastante pequeña, tendrá unos seis kilómetros de largo. La recorrimos y acabamos en una choza de una familia tradicional.
¿Y qué comieron?
Comimos con ellos un menú basado en queso de cabra, unas verduras y una infusión que nos prepararon con unas hierbas de la zona.
Muy natural todo...
Me recordaba mucho al pueblo de mis abuelos.
¿Y eso?
Por la ropa. Cuando me empecé a fijar, me di cuenta de que iban de payeses catalanes. De verdad. Usaban una faja como la de mis familiares, alpargatas y un gorro semejante a la barretina.
¿Investigó esa indumentaria?
Allí no me atreví a preguntar. Pero luego me contaron que después de la colonización, un catalán compró la isla.
¿Les impuso la moda?
Supongo que en un ataque de nostalgia impulsó a vestir a la gente de la zona como si fueran catalanes. Al final se debió transformar en costumbre.
O sea, que se sintió como en una masía.
En la zona rural, muy pobre, la gente es genuina. Me recordaron mucho a la gente de mi infancia en el pueblo.
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