La belga 'Hasta la vista', Espiga de Oro en la Seminci
No ha sido la mejor película del festival, pero la belga Hasta la vista, de Geoffrey Enthoven, obtuvo ayer la Espiga de Oro de la 56ª Seminci de Valladolid con su curioso equilibrio entre la comedia más negra y la huida de los sentimentalismos. El viaje de tres amigos belgas, un parapléjico, un paralítico por culpa de una enfermedad degenerativa y un ciego a través de Europa para llegar a un prostíbulo -llamado El cielo- en España "especializado" en personas como ellos y así perder la virginidad, ha gustado en Valladolid. Enthoven quiso rodar con auténticos disminuidos físicos, pero acabó contratando a actores profesionales ante los retos de un rodaje. El realizador, ayer, confesaba su felicidad y cariño a Valladolid: dos trabajos anteriores suyos habían concursado en la sección Punto de Encuentro.
La Espiga de Plata ha sido para la superior Las nieves del Kilimanjaro, de Robert Guédiguian, que ya en Cannes maravilló con su vuelta de tuerca al mundo sindicalista, metiendo el dedo en la llaga al llamar la atención sobre las jóvenes generaciones abandonadas por los grandes sindicatos, que ni siquiera son mileuristas. Con sus actores habituales y su Marsella, con más mala leche que nunca, el filme también ha obtenido el premio del Público. El resto del prolijo palmarés de la Seminci, que ha crecido en número de espectadores y en calidad, ha dejado trofeos para Zhou Dongyu, la protagonista de Shan sha shu zhi lian, de Zhang Yimou; para los actores Brendan Gleeson (The guard) y Patrick Huard (Starbucks) -ha sido un galardón ex aequo-, y para Agnieszka Holland como mejor directora por In darkness.
Premio para Paula Ortiz
Uno de los galardones más valorados en la Seminci es el Pilar Miró a la mejor dirección novel, que en esta edición ha sido otorgado a la española Paula Ortiz por De su ventana a la mía, una inmersión en el amor a través de la vida de tres mujeres (encarnadas por Leticia Dolera, Maribel Verdú y Luisa Gavasa) en tres épocas históricas muy distintas. Ortiz, nada más conocer el premio, comentó: "Es lo mejor que nos podía pasar, el empuje que necesitamos para esta historia". Ortiz teje "un tapiz" de imágenes y poesía. Todo con un objetivo: que el público entre "en los estados de ánimo de las historias y de las mujeres". Por cierto, que Maribel Verdú recibió anoche, en la ceremonia de clausura, la Espiga de Honor de la Seminci, en reconocimiento a su larga carrera.
Babelia
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