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Columna
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Un sueño compartido

Leo las noticias, oigo las opiniones, veo las caras. Todos, absolutamente todos estamos hoy más felices que ayer. Sinceramente, ni en nuestros mejores sueños hubiésemos pensado que este día del final de la lucha armada de ETA traería consigo la total y extensa alegría. Y quiero pensar que esto no es un sueño, quiero creer que no es ficción sino la buena nueva tan ansiosamente esperada. Un sueño compartido por todos hecho realidad.

Ahora nos toca impregnar luz a la oscuridad que tanto tiempo nos ha arrastrado y analizar el fondo de nuestra memoria. Ahora, quizás se nos conozca quienes somos de verdad, cómo pensamos, cómo sentimos cada uno de nosotros, sin ninguna cortapisa de por medio. Quiero creer que así será. Se abre otro tiempo, más claro, más abierto, más libre. Tiempo de saber lo que de verdad queremos y sentimos la ciudadanía vasca.

Cada uno tendremos que quitar muchas piedras que llevamos en la mochila
Ojalá los políticos estén a la altura y sepan traducir lo que quiere el pueblo

Ojalá a partir de ahora, cada cual exprese sus argumentos con claridad y concisión, pero sin coacción de ningún tipo, ojalá exprese cada cual su pensamiento y que su opositor desde su discrepancia y desde el respeto le rebata el razonamiento. Tendremos tiempo de comprobar cada gesto, cada expresión, cada tesón. Tanto hemos deseado este día que no sé aun si es sueño o es realidad. Tendremos tiempo de verlo, de comprobar cada intención, cada reconocimiento, cada reconciliación, cada acción. Mientras tanto, aprovechemos de este otoño primaveral.

Nuestro excelente poeta Josean Artze autor del verso de la mítica canción Txoria Txori, que la popularizara Mikel Laboa, afirma que "el pájaro con sus cantos hace que el árbol florezca antes que la primavera". Nuestro jardín está hoy más luminoso que nunca. Pero no olvidemos que en todo hermoso jardín las rosas, todas las rosas, blancas o rojas están llenas de espinas.

De momento, sigamos soñando. Ya sé que ni mañana ni pasado regalarán el pan y que deberemos ganarlo con nuestro esfuerzo. Que hay gente que sufre, y que a los suyos les recuerdan. Y hay muchos que espera un perdón, un abrazo, un detalle, una sonrisa. Pero hoy somos inmensamente más felices que ayer. Hoy se respira distinto.

En mi dulce sueño me encantaría que los representantes políticos atiendan las plegarias y los deseos de todos ellos, de todos nosotros, que hable el pueblo que sufre, que llora, que goza, el pueblo que trabaja y el pueblo que aun queriendo no obtiene trabajo.

Todos hablan de victoria colectiva, que la paz se ha conseguido con el deseo, y con el trabajo de todos, y todos hablan de lo mucho que queda aún por recorrer. Cada uno llevamos en nuestra mochila nuestra carga, y ahora habremos de quitar muchas piedras de ella, piedras almacenadas de este pueblo de piedra, harrizko herri hau que diría nuestro poeta Aresti y que en otro tiempo escribiera la poesía en euskera más universalmente conocida, Nire aitaren etxea defendituko dut -Defenderé la casa de mi padre-. Ojalá contribuyamos todos en ese empeño.

Justo el día en que ETA anunciara su despedida acudí al programa Hoy por Hoy de Carlos Francino y le dije que este día, aun si saber el anuncio del final de ETA, pero que de alguna manera se predecía, este día, este tiempo, me recordaba al año 1976, tiempos de apertura e intercultura, donde cantábamos en euskera en Sevilla, Madrid, Burgos, Salamanca o Barcelona. Luego, la democracia abrió muchas puertas y cerró algunas ventanas y todo se hizo más difícil. Este día 20 de octubre recordé que la "memoria y la palabra" son los baluartes de un pueblo y de una persona. Y me acordé de muchos, y especial de mi primo Sabin Intxaurraga uno de los impulsores de que este día llegara. "La única forma de que esto acabe es que lleguemos todos juntos al Tourmalet sin que haya escapados ni rezagados", me decía él ahora hace dos años. Y así ha sido prácticamente. Ha vencido la convicción, ha vencido la razón.

Y aunque todo sueño peca de exceso de confianza, pido que siga vivo y que no nos corten la esperanza. Quiero pensar como dijo aquél baserritarra de las faldas del monte Gorbea, que sin respeto no hay libertad, recuerdo aquél día: "Mendibil, la libertad, no sé, no sé, entender hay que hacer bien lo que es eso, yo creo que hablar mucho se habla pero entender hay que hacer, entender tenemos que hacernos todos, porque, sabes una cosa, si tú me respetas a mí y yo te respeto a ti, eso es la libertad, y eso, no han aprendido muchos". Esta es la lección que me dio un baserritarra hecho y derecho, un vasco noble, un vasco de los pies a la cabeza.

Los políticos habrán de dialogar, discutir y desde la discrepancia aceptar y respetar los designios de la democracia. Habrán de invertir en un futuro lleno de esperanza. Ojalá estén a la altura y sepan traducir lo que quiere el pueblo en toda su percepción y en toda su dimensión. Cerrar las heridas llevará su tiempo y se habrán de atajar las consecuencias del conflicto, pero, espero que los políticos sepan degustar e interpretar la nueva ilusión que se ha despertado. Les tocará gestionar la paz, mediar y remediar desde la convivencia, recordando a los que se han ido y mirando el porvenir, por el bien de todos. Será un sueño hecho realidad.

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