El Consell compró por 15 millones el proyecto de las torres de Calatrava
La Generalitat pagó al menos 2,6 millones por un diseño inviable- El arquitecto tenía hechos el anteproyecto y proyecto básico antes del contrato
La presentación de la maqueta, en plena fiebre de grandes proyectos y de explosión inmobiliaria, se produjo en noviembre de 2004, pero el contrato no se firmó hasta septiembre de 2005. Según el arquitecto Santiago Calatrava, las formas "esbeltas y helicoidales" de las torres se inspiraban en las columnas de la Lonja y venían a completar el complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias con una zona de empresas y residentes. Se trataba, dijo, de una iniciativa de "trascendencia mundial". El entonces presidente de la Generalitat, Francisco Camps, anunció que en seis meses habría "una apuesta de inversión económica" y una solución legal a los problemas que planteaba la propuesta, que la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, concretó en modificaciones de la planificación urbanística. Según el arquitecto y sus padrinos políticos, entonces ya había "muchos interesados" en el proyecto de tres torres de 58, 70 y 80 plantas y un bloque poligonal de ocho alturas con 112.000 metros cuadrados de uso residencial y 50.500 metros cuadrados de uso terciario.
Esquerra Unida accede al contrato, que califica de "oneroso"
La realidad, seis años después, es que el proyecto está paralizado y no hay promotor alguno dispuesto a asumirlo. Sin embargo, a las arcas públicas les ha costado al menos 2,6 millones de euros, desembolsados como anticipo, y puede llegar a costarles 15 millones, que es la cifra que recoge el contrato entre la empresa pública Ciudad de las Artes y las Ciencias, SA (Cacsa) y Calatrava, al que tuvieron acceso el pasado viernes los diputados de Esquerra Unida del País Valencià en las Cortes Valencianas. "Las condiciones son absolutamente onerosas para Cacsa, una empresa pública, y completamente favorables para Calatrava", denunció ayer el diputado de esta formación Ignacio Blanco, que facilitó a los medios de comunicación una copia del contrato.
El documento revela que Calatrava ya había redactado los anteproyectos y proyectos básicos muchos meses antes de que se formalizara el encargo, "por procedimiento negociado y sin publicidad".El contrato de las denominadas torres de Calatrava, al que tuvo acceso Esquerra Unida dentro de la nueva política de transparencia implantada por el Consell que preside Alberto Fabra, apunta que sus condiciones son similares a las de otros proyectos encargados al arquitecto valenciano por la empresa pública de la Ciudad de las Artes y las Ciencias y prevé unos honorarios de poco más de 15 millones de euros. Esa cantidad corresponde al 60% del 7,5% del coste total de la obra, que se evaluó en 335 millones de euros y no ha llegado a ejecutarse. El pago se hacía en Suiza, lo que evitaba que Calatrava facturara el IVA. Pese a ello, el mismo contrato, como destacó ayer el diputado de Esquerra Unida Ignacio Blanco, prevé que, en caso de que se produzca cualquier circunstancia, un cambio de legislación o una inspección fiscal que determinen que haya que devengar el IVA, el arquitecto queda liberado de ello.
El 2 de junio de 2005, tres meses y medio antes de la firma del contrato, Calatrava ya había entregado la documentación del anteproyecto, lo que fue calificado por Blanco de "escandaloso". El parlamentario especuló con la posibilidad de que se tratara de "una faena que ya tenía hecha, no sabemos para dónde, para quién o para qué". Los diputados de Esquerra Unida pudieron tener acceso también al anteproyecto y el proyecto básico elaborados por el arquitecto, aunque no a la maqueta, porque se encuentra en otras dependencias de Cacsa. "¿Por qué el Gobierno valenciano se iba a gastar 15 millones de euros en algo que no iba a ser viable?", se preguntó Blanco, que compareció junto al también diputado de su formación Lluís Torró tras la Junta de Portavoces de la Cortes Valencianas.
Ambos parlamentarios destacaron que, a diferencia del Centro de Convenciones de Castellón, cuyo contrato también desveló Esquerra Unida, en el caso de las torres en la Ciudad de las Artes y las Ciencias se trataba de un proyecto que había que "vender" a la iniciativa privada, dado que ofrecía oficinas y pisos de lujo. De hecho, el contrato ya especifica que el proyecto ha de tener un grado de desarrollo que permita su licitación pública y, en otra cláusula, señala incluso que puede llegar a ejecutarse "en un emplazamiento alternativo".
Blanco explicó que su grupo trasladará a la fiscalía la información sobre el proyecto, recogida en su visita a la sede de Cacsa. Esquerra Unida presentó ante el ministerio público una denuncia por los pagos a Calatrava de proyectos que la Generalitat no ha llegado a ejecutar o que han quedado paralizados. También anunció que su grupo presentará preguntas parlamentarias para esclarecer si se pagó o no alguna cantidad más aparte de los 2,6 millones de anticipo. Según el contrato, el arquitecto debía cobrar el resto en dos plazos de 6,2 millones de euros cada uno en los meses de diciembre de 2005 y diciembre de 2006.
A finales de febrero de 2005, el propio Calatrava presentó públicamente una remodelación de su proyecto para que las torres, alguna de las cuales debía superar los 308 metros de altura, se combinaran con una estación del AVE. Años después, el entonces consejero de Economía y Hacienda, Gerardo Camps, anunció que la Generalitat se planteaba vender el proyecto a un promotor, aunque nunca llegó a hacerse pública oferta alguna sobre el diseño de las torres de Calatrava.
Unas torres imposibles
- Maqueta. En noviembre de 2004 se presentó por primera vez la maqueta de las torres de Calatrava. El proyecto fue publicitado posteriormente algunas veces más como un "hito urbano, un elemento referencial" que marcaría la presencia de la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
- Contrato. Se firmó en septiembre de 2005, tres meses y medio después de que Calatrava entregara los proyectos. El arquitecto cobró 2,6 millones de anticipos y debía recibir otros dos pagos de 6,4 millones.
- Un proyecto inviable. La falta de interés de promotores privados en un proyecto de 335 millones lo dejó en vía muerta.
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