La imposibilidad de un acuerdo como reto a medio plazo

Pregunta. ¿Cuál puede ser el futuro de la izquierda vasca, después de ETA?

Roberto Lertxundi. ¿Después de ETA qué? Eso decía Lenin. (Risas)

P. Hoy, se dan estrategias muy distintas, pero ¿hay posibilidad de acercamiento o volvemos al esquema de siempre, que es el rupturista frente al constitucionalista, en este caso también de izquierdas?

Francisco Letamendia. Hay necesidad de acercamiento. Desde el punto de vista nacional tiene que haberlo como en Irlanda el Norte. Es decir, un acuerdo entre el PNV y la izquierda abertzale, y desde el punto de vista de país y de sociedad un pacto de convivencia entre nacionalistas vascos y no nacionalistas.

R. L. Aquí, el planteamiento es el siguiente. En Galicia ha habido una mayoría del BNG con el PSG, en Cataluña ERC, IC y el PSC han tenido gobierno ocho años. ¿Eso es posible en Euskadi hoy? No. ¿Es una perspectiva interesante para el futuro? Lo veremos. Creo que el gran problema que tenemos todavía en Euskadi, entre nosotros, como ciudadanos, es el riesgo de establecer dos orillas permanentes, aquella historia de las dos comunidades, y hacen falta pactos transversales. Hoy los necesitamos. Es necesario que en Euskadi gobiernen mayorías amplias, que tengan varias patas, que no sean solo de un lado de la orilla. Tenemos que romper lo de las dos comunidades para poder hablar de futuro. No estamos maduros para un pacto de izquierdas.

F. L. El hecho de que la izquierda abertzale este accediendo a cotas de poder institucional, que no tenía anteriormente, va a facilitar esos pactos transversales. Se están produciendo, a ciertos niveles muy limitados, evidentemente, pero se están dando a niveles de pactos fiscales, a niveles de ayuntamientos, y se dan ciertos acercamientos. Que se den pactos transversales dentro de la familia nacionalista y pactos transversales dentro de la izquierda, no es que sea discutible, es que es absolutamente necesario que ocurra, y va a ser un elemento de normalización en esta sociedad.

R. L. Bildu está acatando el pacto de las Cajas, prácticamente se lo ha comido, punto. Y nadie le dice, ¡chaval te has equivocado! La izquierda hay que definirla por la política que hace, no solo por la autodefinición. ¡Ojalá! Bildu entrando en política, -donde te tienes que pringar, perder pureza y virginidad-, lo haga, y poco a poco vaya viendo que hay campos de juego comunes. Pero, creo que será una apuesta a muy largo plazo.

P. ¿Si Bildu se consolida puede quitar la hegemonía nacionalista al PNV, y cuál sería la situación de la izquierda en Euskadi?

F. L. Una fuerza que ha renunciado a su financiación, que es el impuesto revolucionario, que está pidiendo a gritos que verifiquen que el cese de la violencia es realidad, está dando un cambio. Es evidente que ETA ha programado a plazo fijo su desaparición.

R. L. Yo como santo Tomás, si no lo veo no lo creo.

F. L. Bueno, la izquierda abertzale tiene ante sí muchas incógnitas, la primera, gestionar su llegada a las instituciones. Necesita cierto aprendizaje para hacer política de forma distinta, y eso lleva su tiempo. Ahora, el acercamiento de las izquierdas en Euskal Herria, requiere un recorrido claro de la izquierda abertzale y una contestación muy radical y muy autoexigente de las fuerzas que se autodefinan como izquierda, y están aceptando totalmente la política regida por los mercados.

R. L. Es una necesidad de definición de todos, pero creo que no nos vamos a encontrar en la ideología, es decir, en los objetivos finales. Porque el partido socialista va a apostar siempre por el mantenimiento del statu quo con el Estado español. Y sin embargo, la izquierda abertzale no va a ir por ahí. Ese es el problema. Puede haber acuerdos en la política, en cosas determinadas, pero cuando se pretenda romper el marco actual del Estado de las autonomías, el acuerdo se acaba. De ahí no va a pasar. Hoy por hoy, las cosas tienen que serenarse en acuerdos muy parciales, muy pequeños.

F. L. Lo de la hegemonía creo que sí, porque en este momento Bildu es una fuerza que aglutina, y el PNV, no. Ahora, la marcha hacía la hegemonía es una marcha muy complicada, y la hegemonía no es la fuerza que más votos saca, sino es la fuerza que convence al resto de la sociedad.