Revuelco
Los vascos somos proclives al rebañamiento, y perdonen el neologismo. No me refiero con él a nuestra afición a rebañar, esa que nos lleva a hablar de platos y de menús todo el día, o a aportar al currículum universitario universal, valga la redundancia, ese monumento al rebañar que es el Basque Culinary Center -también llamado el Culigordy por la ironía popular-. No, no es del rebañar de lo que trato, sino de nuestra tendencia a formar un rebaño. Debemos recordar que fuimos un lobby antes de ser una raza, o que fuimos tomando conciencia de ser una raza a medida que nos configurábamos como lobby allá por esos mundos que algunos denominaban las Españas. Allí donde estuviéramos, me solía recordar un amigo como señal de nuestra diferencia, nos buscábamos, y no precisamente, o no primordialmente, para practicar nuestra lengua ancestral, mas por cuestión de negocios. Hace unos años, leyendo la biografía de Goya de Jeannine Baticle, me sorprendió la importancia que otorgaba la autora a la diáspora vasca en el desarrollo de la vida del pintor. La ascendencia vasca de Goya se remontaba a su tatarabuelo, Domingo Goya, nacido en Zerain (Gipuzkoa), y pese a esa lejana vasquidad, según Baticle el salvoconducto funcionó, y en el caso de Goya entre los ilustrados.
La pertenencia a un lobby siempre requiere algún tipo de identificación, de idiosincrasia o de complicidad. Nuestro florecer ilustrado fue un breve sueño de la razón y pronto fue seguido por una nueva marca o señal que nos identificaba. Los vascos pasamos a ser fededunes, creyentes, y en quien creíamos era en Cristo Jesús. Mala prensa para quien no lo fuera, de lo que pueden dar razón nuestros liberales e intelectuales más conspicuos. Pero eso, que fue no hace mucho, parece que ocurrió antaño, y los vascos, si no hemos dejado de ser creyentes, hemos pasado a creer en otras cosas, a colocarnos otra marca, otra etiqueta. ¿Se puede ser ahora mismo vasco y de derechas, esto es, se puede pertenecer al lobby siendo de derechas? Recordemos que la derecha no nacionalista, o españolista si lo prefieren, fue barrida hace unas décadas, por no decir aniquilada, como si quisiéramos borrarla de nuestra memoria, en la que tanto lugar tuvo. O que cuando Patxi López pactó con el PP, enajenó las escasas simpatías que podía tener el PSE para sus aspiraciones lobbistas. Pero, ¿el pacto de Patxi López no marcaría quizá un cambio de tendencia hacia una nueva marca?
Antonio Basagoiti dice que quiere ser lehendakari y se le ve exultante en su convicción de que el final de ETA aportará una marea de votos al PP. Patxi López advierte de que votar al PNV significa votar al PP en Madrid. Y noticias recientes aseguran que Iñigo Urkullu y Mariano Rajoy se entienden. Las últimas elecciones señalaban que flujo y reflujo se daban en el seno de la izquierda -abertzale y no abertzale-, pero no afectaban a la derecha. ¿Estaremos cambiando de etiqueta?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.