Una empleada de banca que llevaba tres años en Madrid
Rocío Piñeiro Oitavén, de 36 años, tendría que haber dado a luz hoy a su primer hijo. Era el día para el que le habían programado la cesárea, pero el tiroteo de la tarde del jueves acabó con su vida. La mujer estaba muy ilusionada con su inminente maternidad y, según relatan sus vecinos, había ido a la iglesia de Santa María del Pinar con su madre, recién llegada de Pontevedra, para pedir por su primogénito. Allí encontró la muerte.
Piñeiro era oriunda del municipio de Verín (Pontevedra), donde estuvo residiendo antes de trasladarse a Fornelos de Montes, cerca de Vigo. En esta localidad de 3.000 habitantes pasó gran parte de su vida antes de trasladarse a Madrid. En Fornelos, tanto su familia como ella eran muy conocidas y queridas. Su padre trabajaba en la caja de ahorros, por lo que le conocían todos los vecinos. Ayer se produjo una concentración en las puertas del Ayuntamiento como señal de duelo por su asesinato, a la que acudieron medio centenar de personas. "Es una familia normal, que nunca tuvo problemas con nadie. Todo el municipio está destrozado por esta pérdida", señaló el alcalde de Fontelos, Emiliano Lage.
La mujer era empleada de banca. Trabajaba en la sucursal de Caixa Galicia del paseo de Santa María de la Cabeza, 44. Desde hacía unos tres años residía en un piso situado a unos 300 metros de la iglesia donde murió. Muchos vecinos de este inmueble se enteraron de que había muerto ayer por la mañana.
La familia de la fallecida, en especial el marido, no quiso hablar con los medios de comunicación. El cuerpo de Rocío Piñeiro fue trasladado al tanatorio de la M-30 y está previsto que hoy sea incinerado en el cementerio de La Almudena.
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