El asesino de la iglesia tenía orden de alejamiento de su expareja gestante
El hombre, con antecedentes policiales, usó un arma de fogueo trucada
Iván Berral Cid, el hombre de 34 años que el jueves asesinó en una iglesia de Madrid a una embarazada a la que no conocía, tenía una orden de alejamiento de su expareja, otra mujer de origen colombiano que también se encuentra en las últimas semanas de gestación. Fuentes policiales confirmaron ayer que la orden estaba vigente desde hace unos cinco meses, cuando Berral fue detenido acusado de malos tratos. El jueves, tras disparar en la cabeza a Rocío Piñeiro, de 36 años, hirió a otra mujer de 52 que asistía a misa en la Parroquia de Santa María del Pinar y se suicidó.
La investigación iniciada tras el crimen ha descartado totalmente la existencia de cualquier relación entre las víctimas y el autor de los disparos. La policía había detenido al menos en ocho ocasiones a Berral desde que tenía 20 años, acusado de diversos delitos como atentado a agente de la autoridad, desobediencia, tráfico de estupefacientes, lesiones y amenazas, además de malos tratos en el ámbito familiar.
Ayer también se confirmó que el asesino utilizó una pistola de fogueo que había sido trucada para permitir el disparo de cartuchos. El arma fue cargada con balas del calibre 9 milímetro Parabellum, lo que explica que el disparo causara la muerte prácticamente en el acto de la mujer embarazada y que el proyectil que acabó con la vida del agresor terminara incrustada en el techo del templo. La pistola quedó destrozada tras el tercer disparo -con el que se suicidó Berral-: la culata y la parte posterior estallaron. La policía investiga ahora dónde consiguió el arma y cuánto le costó.
El homicida llevaba en la cartera una nota con el texto "el diablo me persigue". La forma de atacar a sus víctimas y de acabar con su vida (de rodillas y con los brazos en cruz) hace suponer a los investigadores que el asesino sufría algún trastorno mental y que buscaba a una mujer embarazada. Refuerza esta teoría que merodeara la iglesia desde por la mañana y que entrara "ansioso" en el templo, según relató el sacerdote Francisco Santos Rodríguez. Fuentes policiales destacaron que Berral era un indigente que residía en la calle y en algunos albergues, extremo este que negó el Ayuntamiento de Madrid. Jamás había pernoctado en un centro público o privado. El hermano del autor del crimen acudió ayer al Instituto Anatómico Forense, donde está previsto que hoy se le termine de practicar la autopsia. La familia quiere que sea incinerado.
"Nuestra prioridad era el bebé"
"Tras ver que no se podía reanimar a la mujer, nuestra prioridad era el bebé". La médica del SAMUR Ceferina Cuesta López, de 47 años, fue la encargada de realizar la cesárea a Rocío Piñeiro dentro de la iglesia Santa María del Pinar.
"Cuando llegamos, intentamos reanimar a la mujer, pero no lo logramos dada la gravedad de las lesiones que sufría", recordaba ayer la médica. En ese instante, llegó la psicóloga del SAMUR y le dijo que estaba embarazada, que había transcurrido 40 semanas desde la gestación y que, por tanto, era un bebé a término. "Tenía una cesárea programada para este mismo sábado [hoy], por lo que ya decidimos hacerle una cesárea de urgencia y sacar al bebé. La decisión la tomé en un segundo", añade la facultativa. La operación duró poco: abrir el vientre a la madre y extraer al niño. Pero se encontraron con que el bebé estaba en parada cardiorrespiratoria.
Los facultativos lograron reanimarle. Después fue trasladado en una incubadora móvil del SUMMA al servicio de maternidad del hospital La Paz. Su estado era crítico. "Las próximas horas serán fundamentales para saber si el bebé sufre algún daño neurológico", explica la médica, con 21 años de experiencia en medicina de urgencias. Recibirá la medalla al Mérito Social del Ayuntamiento. La facultativo acudió ayer a una concentración ante el Ministerio de Sanidad para pedir que se reconozca la especialidad de urgencias.
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