Reflexiones en torno a ETA
Elías Querejeta y Eterio Ortega presentan en el festival un documental sobre la extinción de la violencia terrorista
"Seis personajes que se representan a sí mismos. Que nos cuentan su historia". El realizador Eterio Ortega resume con la frase el esquema a través del cual se articula Al final del túnel, un documental sobre el fin de la violencia de ETA en el País Vasco, idea original y producido por Elías Querejeta. Pero no seis voces cualesquiera, el espectador descubre a dos exmiembros de ETA, Kepa Pikabea y Juan Karlos Ioldi, una víctima de la banda terrorista, Cristina Sagarzazu, a otra de los GAL, Edurne Brouard, a la mujer de un preso etarra, Maite Goizueta y al religioso y catedrático de Psicología Social de la Universidad del País Vasco, Sabino Ayestaran. Por primera vez en la pantalla de un cine el testimonio de dos terroristas, el porqué de su ingreso en la banda, su experiencia en la cárcel, su convencimiento de que la lucha armada ya no sirve para nada. Porque, fundamentalmente, Al final del túnel refleja el estado de ánimo de gran parte de la sociedad de que este es el fin.
La cinta fue presentada ayer y completa con Asesinato en febrero y Los perseguidos la trilogía planteada por Querejeta y Ortega en su afán por retratar, por poner rostro y voz a la violencia que ETA lleva infligiendo al País Vasco durante 50 años. "Habría que empezar a hablar de muchos errores y equivocaciones que he cometido en la vida", reconoce Kepa Pikabea, arrestado en Francia en 1994, implicado en una veintena de asesinatos. "En pensar, por ejemplo, que la libertad de mi pueblo está por encima de toda dignidad humana", añade el exterrorista, quizás el testimonio más potente de los que se suceden en el filme. Pikabea explica ante la cámara cómo fue un chaval en el que en el instituto todos se metían con él, cómo veía, con un par de años más a la gente jalear a los terroristas por las calles de Hernani. "No estábamos formados ideológicamente, era un sentimiento", señala el exterrorista.
Querejeta y Ortega, 13 años juntos, 11 proyectos en común, han optado en su último trabajo por recurrir a seis personas relacionadas con el mundo nacionalista, ya sea extremo (los dos terroristas, Brouard y Goizueta) o moderado (Sagarzazu y Ayestaran). Al final del túnel ni justifica, ni sirve de altavoz, simplemente muestra, insisten los dos profesionales antes de que alguien se lleve las manos a la cabeza o critique la selección de testimonios. "El nacionalismo radical ha gestado a ETA, había que buscar ahí, además normalmente no se toca, ni se tienen en cuenta las circunstancias de estas personas, su evolución. La película refleja la realidad de lo que está ocurriendo y ha ocurrido", zanja Querejeta.
Productor y realizador comenzaron a concebir el proyecto hace cinco años. "Hablé con gente de la izquierda abertzale, en algún momento pensaron que ya se había acabado la posibilidad de seguir adelante pero...", apunta Querejeta. El atentado de la T4 con el que ETA puso fin a la tregua de 2006 desbarató los planes del productor, "un parón", que tras el nuevo anuncio volvieron a retomar.
Frente a Pikabea, Ioldi, el otro de los exmiembros de ETA que participa en el documental, defiende y justifica su implicación pasada en la banda terrorista. "En un control de policía, en el alto de Miracruz, el policía me pregunta si en 1985 estuve en la cárcel, le dije que 16 años. Y no te ¿arrepientes? No". El cruce de testimonios se intercala con una estética cuidada al detalle, "es que el País Vasco da para mucho", se sonríe Querejeta.
Babelia
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