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Reportaje:ESPECIAL NIÑOS | SALUD

Vuelta a una rutina ordenada

Se acabaron las vacaciones y con ellas se fueron el descontrol de horarios, las cantidades industriales de grasas, dulces, helados y refrescos, y los baños de sol y agua. Acostumbrarse a septiembre es duro, porque para los niños y adolescentes significa menos libertad y volver a las obligaciones y los estudios. Un rollo, piensan ellos. Mejor hacerles ver que la vuelta a la normalidad es por su bien. Aquí van consejos en alimentación, belleza, enfermedades y deporte para que lleguen sanos al próximo verano.

NUTRICIÓN

El verano es un periodo de excesos. En septiembre hay que volver al orden nutricional de siempre. Susana Monereo, jefa de endocrinología y nutrición del hospital universitario de Getafe, propone que toda la familia haga un examen de conciencia posvacacional. Y luego, planificar los menús: "Se ha de ir a la compra con la lista de lo que se va a comer durante la semana y no improvisar con lo que se tenga en casa. Más fibra, cereales integrales, verduras, pescado y fruta. Y menos carnes magras".

Un consejo para promover una dieta equilibrada entre los niños es hacerles partícipes en la lista de la compra

¿Y qué pasa si los pequeños se rebelan? Javier Aranceta, de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, aporta unos trucos: todas las noches se debe dejar preparada en la mesa una parte del desayuno, como la caja de cereales, las tazas y el bol de frutas. Esta escenografía recordará a los niños que tienen que desayunar tranquilos. "En la mochila del colegio", continúa Aranceta, "les meteremos una botella de agua (pequeña hasta los 10 años y grande para los adolescentes), más bocadillo, fruta o yogur. No es preocupante si parte del bocadillo vuelve. Lo más importante es evitar la tentación de la bollería e inculcar hábitos saludables".

A la hora de la comida, recalca el presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, hay que insistir en las dos o tres verduras que les gusten. Trucos: lechuga muy picadita y tomate sin piel en las ensaladas, y que el niño la aliñe para que se convierta en protagonista. Los purés se han de tomar un par de veces a la semana, y para evitar reticencias hay que lograr que no se note lo verde, asociado a las verduras. "Lo ideal es 25% de verdura de hoja verde, como acelga o espinaca, y el resto zanahoria, calabaza y patata, que dan un sabor más dulzón", apunta el doctor Aranceta. Y recuerda que a partir de los 12 años suele haber problemas con los purés, porque a los niños les remite a la infancia. La solución es dejar algunas verduras sin triturar o servir con picatostes. El pescado no ha de tener espinas y se ha de preparar a la romana, al horno o con salsa, y acompañado de patatas al horno (nunca fritas). "Si sobra pescado, se aprovecha para elaborar croquetas, que suelen gustar mucho", recuerda Aranceta. La cena varía en función de la comida: si al mediodía se sirvió puré, por la noche, tortilla o pollo. La fruta, además de en el postre, se puede tomar en zumos elaborados en casa y mezclados con zanahoria y lechuga. Último consejo para promover una dieta equilibrada: ir a la compra los sábados y hacer a los niños partícipes en la lista para que no den guerra por zamparse unas patatas y para que su alimentación no les resulte algo ajeno.

LA PIEL

Mucho sol y mucho cloro de piscina y con la entrada del otoño se ven los efectos. Leticia Carrera, farmacéutica especialista en bioquímica y directora técnica de los centros de tratamientos médico-estéticos Felicidad Carrera, alerta de que se han de extremar los cuidados durante el verano, pero también con la llegada del otoño: "El calor del sol consigue mejorar las pieles grasas los primeros días de exposición porque ayuda a secar los granitos. Sin embargo, la exposición prolongada consigue el efecto contrario: activar la secreción de las glándulas sebáceas en las pieles grasas, seborreicas o acneicas, muy frecuentes en adolescentes. Para regular este exceso de grasa es conveniente utilizar cosméticos o tratamientos seborreguladores, y si el problema persiste, en otoño recomendamos realizar un tratamiento específico para eliminar los granos y prevenir su aparición, cerrar los poros, borrar las cicatrices marrones y mejorar el aspecto de la piel. El cloro también daña las capas superficiales, por lo que es conveniente mantener la piel hidratada durante y después del verano".

Los cuidados deben ser diarios y a lo largo de todo el año. Carrera recomienda utilizar desde bebés jabones suaves e hidratar todo el cuerpo cada día. A partir de los 12 años, aconseja el uso de un jabón suave específico para regular la grasa. Rutina: limpiar la piel dos veces al día e hidratarla después con una crema sin aceites, que no brille, para que sea mejor aceptada por los jóvenes, y que tampoco aporte grasa. Estos cuidados, apunta Carrera, también contribuyen a contrarrestar los efectos del viento y el frío, sobre todo en el rostro, "donde pueden surgir zonas ásperas, descamadas o con un aspecto mate y sin luminosidad".

EL CABELLO

El problema de la grasa en la piel también afecta al pelo. Ángel Lousas, del centro Biotratamientos Naturales de Madrid, recomienda en esta época "un buen corte para sanear el cabello, ya que en verano se deshidrata en exceso, se reseca y no se cuida suficientemente". Y luego, en casa, se deben utilizar champús con un PH ácido afín a la piel de cada uno para evitar las alteraciones de las glándulas del sudor y la grasa y minimizar problemas como la caspa o la caída del cabello. "Los productos han de ser suaves para que no taponen los folículos de la piel. Mejor cuanto menos químicos", ilustra Lousas. "Los niños y jóvenes deben acostumbrarse al acondicionador, que hidrata el pelo y hace que no pierda brillo. Las gominas no han de tener alcoholes ni resinas fuertes y tampoco han de dejar residuos". En una época de cambios como es la adolescencia se generalizan los tintes para el cabello, sobre todo entre las chicas. Lousas les hace saber que "la coloración ha de ser lo más natural posible y siempre se ha de emplear un protector térmico después del acondicionador para evitar la deshidratación que produce el calor de las planchas y los secadores".

EJERCICIO Y DEPORTE

A la dieta equilibrada hay que añadir el ejercicio físico. Juan Carlos Luis, profesor de ciencias de la actividad física y del deporte en la Universidad de Alcalá de Henares, subraya la importancia del ejercicio a edades tempranas: "Promueve el bienestar personal y la creación de un estilo de vida activo a nivel físico, mental y social, además de prevenir el sedentarismo y la obesidad". Dice que aparte de las clases de educación física, cada niño debería invertir tres horas semanales por las tardes. Hay deportes concretos para mitigar las patologías más comunes a estas edades. Luis recomienda ejercicios aeróbicos ligeros para el asma, además de yoga, pilates o taichi para aprender a controlar la respiración. La escoliosis, argumenta el profesor, precisa trabajos de movilidad articular y de estiramiento muscular, extendiendo las concavidades y fortaleciendo las convexidades de la columna, así como abdominales y oblicuos. Y los niños con sobrepeso deben mejorar la fuerza muscular y la flexibilidad.

PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES

Con el frío llegan las enfermedades. Josep Marès, director del Institut Pediátric Marès-Riera de Blanes, en Girona, y autor del actual protocolo de vacunas, afirma que la incorporación al cole implica más contacto con niños y más horas en el aula, un ambiente cerrado. A esto se une una climatología que propicia las enfermedades respiratorias: resfriados, cuadros faríngeos, bronquitis, laringitis y gripe. ¿Hay medidas para evitar estas patologías? Marès recomienda algunas: que los niños estén vacunados ("la vacuna antigripal solo es obligatoria en algunos grupos, pero los padres pueden solicitarla, y es una medida de prevención y un acto solidario porque así nos protegemos todos"), que el niño se coloque el pañuelo en la boca si tose o estornuda, que se lave las manos ("primera lección en la que hay que educar"), que las clases tengan ventilación y temperatura adecuadas, que los niños salgan al patio ("porque no enferman fuera por el frío, sino en el aula, que es un foco de virus") y que los padres no envíen a sus hijos a clase hasta que no estén recuperados del todo. Marès desmonta un tópico: el de que la vitamina C o la jalea real previenen los resfriados. "No es así. De todas formas, un niño bien alimentado es una buena garantía contra las infecciones".

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