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Francia acusa a El Asad de crímenes contra la humanidad

París estudia pedir una resolución de la ONU contra Damasco

Antonio Jiménez Barca

El ministro de Asuntos Exteriores francés, Alain Juppé, calificó ayer de "crímenes contra la humanidad" la represión sangrienta que el régimen sirio de Bachar el Asad acomete contra las manifestaciones de protesta. "La manera en que se reprimen con sangre estas manifestaciones no es aceptable. Y puede constituir materia de condena por parte de una resolución de Naciones Unidas. Y esto será materia de discusión en los próximos días y semanas".

Es la primera vez que un dirigente occidental llega tan alto a la hora de criticar la represión de El Asad. Juppé, además, eligió cuidadosamente el momento y el lugar: ayer y Moscú, ante el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. Rusia -miembro permanente como Francia del Consejo de Seguridad de la ONU, pero aliado histórico de Siria, al que le provee, entre otras cosas, de armas- bloquea desde hace meses una resolución de Naciones Unidas que condene y castigue a El Asad. De hecho, las palabras de Lavrov fueron mucho más tibias y ambiguas que las del ministro francés: "La prioridad ahora consiste en entablar un diálogo y negociaciones entre las partes. Pensamos que incitar a ciertas fuerzas de la oposición al boicoteo de este diálogo es un camino peligroso que tendería a repetir lo que ha pasado en Libia, cosa que ni Francia ni Rusia quieren".

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Mientras, la represión siria prosigue: diversos grupos opositores denunciaron ayer la muerte de al menos 10 personas a manos del Ejército de El Asad. La mayoría de estas muertes se produjeron en la ciudad de Homs, en los alrededores de la mezquita de Jaled Ibn Walid, en el barrio de Jalediya, donde también se registraron decenas de heridos, según el Observatorio de Derechos Humanos sirio, informa Efe desde El Cairo. Se suceden los disparos, las carreras de las ambulancias y las detenciones indiscriminadas, según explican estos grupos de oposición.

Las firmes palabras de Juppé en Moscú dan fe del viraje de la política exterior francesa con respecto a la denominada primavera árabe. A principios de año, cuando la ministra de Asuntos Exteriores francesa era Michèle Alliot-Marie -criticada por su amistad con un miembro relevante del clan del dictador tunecino Ben Ali-, Francia destacó por su excesiva prudencia cuando dio tácito apoyo a las dictaduras mediterráneas en virtud de sus relaciones económicas y la pretendida salvaguarda que estas dictaduras ejercían contra el terrorismo.

Pero Nicolas Sarkozy decidió cambiar el rumbo. Alliot-Marie fue sustituida en febrero por Alain Juppé y la diplomática francesa pasó de último de la fila a primero de la clase: Francia inició los bombardeos contra las fuerzas del régimen libio y reconoció antes que nadie al brazo político de los insurgentes.

Alain Juppé, ayer ante la prensa en Moscú.
Alain Juppé, ayer ante la prensa en Moscú.Y. KADOBNOV (AFP)

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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