Quiebra en la joya de la corona

El comunicado enviado por la dirección del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) destacaba el hecho de que el instituto está constituido como una fundación privada y que su gestión es autónoma. Pero más allá de la fórmula legal bajo la que funciona, el CIPF ha sido desde su fundación la joya de la corona del Consell en materia de investigación.

En su web podía encontrarse ayer la siguiente descripción: "El Centro de Investigación Príncipe Felipe nace en 2002 como la mayor apuesta realizada hasta el momento por la Generalitat Valenciana en el campo de la investigación biomédica".

Sus objetivos han sido desde su fundación la identificación de dianas moleculares y la síntesis de compuestos frente a esas dianas, mediante la investigación en biomedicina, trasplantes y medicina regenerativa, genómica y farmacoproteómica.

Antes de que la crisis empezara a afectar a todas las convocatorias de investigación dentro y fuera de España, el presupuesto del Príncipe Felipe alcanzaba los 25 millones de euros al año.

El núcleo de esa aportación correspondía a la Generalitat. Porque aportaba nueve millones y porque esa partida era de funcionamiento, es decir, directa. El resto del dinero se obtenía fundamentalmente a través de convocatorias competitivas del Gobierno, la Unión Europea y de convenios con otras entidades, todas ellas con carácter finalista.