Más de dos millones de evacuados en la Costa Este ante el paso del huracán
El transporte aéreo, los autobuses y los trenes interrumpen el servicio
El huracán Irene tocó suelo en Carolina del Norte ayer por la mañana y emprendió su avance hacia el norte de la costa atlántica de Estados Unidos. Las autoridades tuvieron que evacuar a 2,3 millones de personas en seis Estados. El presidente Barack Obama supervisó desde Washington las labores de coordinación y amplió la declaración de emergencia a ocho Estados, cuyos gobernadores tenían a su disposición a 101.000 soldados de la Guardia Nacional.
En Nueva Jersey fueron evacuados un millón de residentes; en el Estado de Nueva York, 370.000; en Maryland, 315.000; en Carolina del Norte, 300.000; en Virginia, 200.000, y en Delaware, 100.000. Obama declaró el estado de emergencia en todos esos Estados, además de Connecticut y Rhode Island.
"Tenemos listos a los soldados, los vehículos y el equipamiento necesario para emprender misiones de rescate en agua y en tierra, retirada de escombros y limpieza de rutas de evacuación", explicó el coronel del Ejército de Tierra Gerald Catrett, director de operaciones de la Guardia Nacional de Virginia. "Es vital tener personal en alerta, preparado para actuar antes de que se den las condiciones más extremas".
El Gobierno ha puesto a disposición de los ocho Estados en situación de emergencia un fondo de 900 millones de dólares (624 millones de euros) para las labores inmediatas de emergencia y reconstrucción. Se esperaba ayer que Irene llegara a la zona costera cercana a Washington y Baltimore por la noche (madrugada en España) y que siguiera su avance hasta Nueva Inglaterra, donde está previsto que llegue hoy.
La extensión de Irene, de 800 kilómetros de diámetro, es mayor que la del huracán Katrina, que en 2005 mató a 1.800 personas en el golfo de México. Aquel ciclón, sin embargo, tocó tierra con vientos de 205 kilómetros por hora. Irene lo hizo cerca del cabo Lookout, en Carolina del Norte, con vientos de 140 kilómetros por hora, por lo que el Centro Nacional de Huracanes lo degradó de categoría 2 a 1.
Los meteorólogos esperaban ayer que Irene provocara fuertes precipitaciones y olas de hasta 2,4 metros en el mar. "Irene sigue siendo una tormenta muy peligrosa", dijo la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, en conferencia de prensa. "Habrá fuertes lluvias, posibles inundaciones y muchos cortes de luz".
El presidente acortó un día sus vacaciones en la isla de Martha's Vineyard para regresar a la Casa Blanca el viernes por la noche y coordinar las labores de respuesta en persona. Su antecesor en el cargo, George W. Bush, fue criticado en 2005 por quedarse en su rancho de Tejas mientras el Katrina asolaba Misisipi y Luisiana. Ayer, Obama visitó en Washington el Centro de Coordinación de Respuesta de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias, que trabajaba en rutas de evacuación y asistencia a desplazados.
El transporte en el noreste del país quedó ayer casi paralizado. Las aerolíneas cancelaron 8.300 vuelos. La zona metropolitana de Nueva York cerró sus cinco aeropuertos. Las líneas de autobuses y la empresa pública de ferrocarriles Amtrak cancelaron sus servicios entre Virginia y Boston.
A pocas horas de tocar tierra, el huracán se cobró su primera víctima, un hombre del condado de Nash (Carolina del Norte), al que le cayó la rama de un árbol encima. Precisamente en ese Estado, el primero en verse afectado por los fuertes vientos, y en Virginia, unas 654.000 viviendas se quedaron sin suministro eléctrico. Las autoridades instaron a los ciudadanos de muchas de las zonas afectadas a que se aprovisionaran de alimentos que no necesiten refrigeración, de pilas y de velas.
La alarma generalizada en el noreste de EE UU se debe a la poca incidencia de huracanes en esta zona. Los últimos de consideración en llegar tan al norte fueron Bob, en 1991; Gloria, en 1985, y Donna, en 1960. El más grave que se recuerda fue el llamado Gran Huracán de 1938, que mató a 800 personas en Nueva Inglaterra.
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