Hacia la criollización
He aquí un autor que no precisa presentación, aunque nada más sea porque en este libro, el último de los suyos traducido entre nosotros, se incluye un considerable estudio introductorio de una joven historiadora española. Dentro de la formidable tradición de los historiadores ingleses, Peter Burke ocupa sin duda la primera posición en el ranking de la historia cultural, que él contribuyó a instaurar como ahijada posmoderna de la historia social, a modo de híbrido promiscuo entre la escuela francesa de las mentalidades, el marxismo heterodoxo de Thompson o Williams, la sociología histórica de Elias o Foucault, la dominación simbólica de Bourdieu y las últimas tendencias etnográficas y microhistóricas procedentes del llamado giro lingüístico. Su obra más conocida es quizá La cultura popular en la Europa moderna (Alianza, 1991), pero la más célebre es sin duda La fabricación de Luis XIV (Nerea, 1995): cruce interdisciplinar entre la historia política, la de los medios de comunicación y los estudios de opinión pública. Entre las más influyentes destacan Historia y teoría social (Amorrortu, 2007) y entre las más recientes ¿Qué es la historia cultural? (Paidós, 2008), de la que el librito que aquí se comenta bien pudiera constituir un nuevo capítulo a añadir.
Hibridismo cultural
Peter Burke
Traducción de Sandra Chaparro
Estudio preliminar de María José del Río
Akal. Madrid, 2011
158 páginas. 19 euros
Como su título sugiere, este breve estudio se centra en los diversos modos en que la historia y demás ciencias sociales afines han considerado las transacciones culturales: ¿qué ocurre cuando, a causa de la conquista, el comercio, las migraciones o la globalización, entran en contacto diversas culturas ajenas entre sí? Un tema éste que Burke ya analizó en el capítulo 10 ('La traducción de la cultura: el carnaval en dos o tres mundos') de su libro Formas de historia cultural (Alianza, 2000), distinguiendo varias posibilidades alternativas: la resistencia purista, la segregación marginada y la traducción intencionada que mantienen la separación originaria; después, la aculturación o asimilación forzada por la necesidad, el préstamo oportunista o emulación interesada y la hibridación o fertilización cruzada, como producto espontáneo y no intencional; y dentro de esta última, la criollización, generadora de una nueva progenie cultural como creación emergente que se emancipa de sus progenitoras, según el ejemplo del jazz. Y aquí Burke plantea la esperanza de que el multiculturalismo alumbrado por la globalización pueda actuar en el futuro como un fecundo crisol planetario, de acuerdo con el patrón establecido hace dos milenios por el helenismo en la cuenca del Mediterráneo.
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