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Reportaje:

"Es un rollo parecido a las setas"

Los jóvenes que sobrevivieron a la ingesta de estramonio en una 'rave' declaran que se la dio un desconocido - La policía le busca por atentar contra la salud pública

Juan Diego Quesada

El expediente de la expropiación de un caserón abandonado a las afueras de Getafe conocido como El Monasterio, donde se sabía que se celebraban fiestas clandestinas en las que se consumía droga y música techno, se inició en 2009, pero el asunto se perdió en un lío burocrático entre las Administraciones y nunca llegó a ejecutarse. Así que las raves continuaron, pese a las quejas de los agricultores y ganaderos de la zona, hartos de encontrarse a jóvenes desorientados por las mañanas en mitad del campo. Un desconocido, durante una de estas fiestas, ofreció el domingo pasado a cuatro amigos del extrarradio de Madrid un mejunje que había preparado a base de estramonio, una planta que produce efectos sedantes y alucinógenos: "Es un rollo parecido a las setas".

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Horas después, Pablo y Alberto, de 18 años, murieron por intoxicación a unos cuantos kilómetros de la finca abandonada. Álvaro López, de 20, fue ingresado en estado muy grave aunque ayer fue dado de alta. Su testimonio y el del otro amigo que tuvo la lucidez de llevarlo a urgencias coinciden en que un tipo que no conocían les dio a probar lo que había preparado en una botella de plástico. La policía ha elaborado una descripción de esta persona en base a la declaración de los testigos para intentar localizarle. Se le podría imputar un delito contra la salud pública, según los investigadores.

El estramonio, utilizada antiguamente en ritos chamánicos, es una planta de las solanáceas muy común en las huertas y barrancos, aunque su consumo no está muy extendido. Sin embargo, en el año 2004, un joven entró en coma y otros cuatro fueron ingresados en Valencia tras probar lo que les habían vendido como "un líquido de brujas". Un danés al que encontraron una garrafa de cinco litros con el mismo contenido fue detenido. Ese líquido, consumido en pequeñas dosis, según los expertos, produce alucinaciones y altera el sistema nervioso y cardiovascular. Si se consume en grandes dosis, resulta mortal. Tras la fiesta en El Monasterio, uno de los amigos declaró a la policía que habían consumido esta y otras sustancias en exceso.

Una vez acabada la fiesta, ya de día, los dos jóvenes que acabaron falleciendo, cuyos cuerpos fueron encontrados separados uno del otro cuatro kilómetros sin que se sepa muy bien el motivo, entraron a comprar tabaco en un bar del núcleo de población más cercano, el barrio de Perales del Río. Los chicos, según fuentes municipales, discutieron con algunos clientes. La Policía Local recibió una llamada de un vecino que alertaba de que había dos chavales "fuera de sí". Los agentes iniciaron la búsqueda de los jóvenes aunque sus madres y unos amigos llevaban ya un rato haciéndolo, preocupados porque a esas horas de la tarde aún no habían regresado a casa. Los encontraron ya muertos con síntomas de envenenamiento, en los caminos de tierra y los accesos que rodean El Monasterio y un convento de clausura de las carmelitas descalzas.

"No eran malos chicos ni me vale ahora que me digan que tomaban drogas. Eran como cualquier chaval de hoy en día, con sus porros y litronas, pero que tuvieron la mala suerte de toparse con un asesino que llevaba una garrafa de veneno", lamenta la madre de Pablo.

Los chicos, íntimos amigos, fueron velados en salas contiguas del tanatorio y ayer fueron enterrados en presencia de amigos, compañeros del colegio y familiares. Pablo, hijo único, estudiaba formación profesional y Alberto tenía varias asignaturas pendientes de segundo de bachillerato, de las que se tenía que examinar en septiembre, según la información facilitada por su entorno. Los dos no sobrevivieron a una noche en El Monasterio, un lugar de culto para los amantes de las fiestas clandestinas frecuentado también por aficionados al esoterismo.

El Ayuntamiento había aprobado hace dos años, a iniciativa de IU, la apropiación de este lugar conflictivo, antiguo caserón abandonado por una familia adinerada que había levantado en la finca, mucho tiempo atrás, una capilla y unas bodegas. La Comunidad de Madrid, la Administración con potestad para expropiar esos terrenos porque es zona protegida, se excusa en que lo aprobó pero que tenía que haberlo llevado a cabo el alcalde. El caso es que nunca se llegó a ejecutar. Los políticos querían instalar en ese paraje un centro de recuperación histórica del municipio. Se ha demorado tanto tiempo que ya hay dos nuevos muertos a los que recordar.

Interior de El Monasterio de Getafe (Madrid), donde se celebró la fiesta clandestina.
Interior de El Monasterio de Getafe (Madrid), donde se celebró la fiesta clandestina.LUIS SEVILLANO

Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.
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