Madrid vuelve a prestarse a un acto masivo de exaltación católica
Kiko Argüello llama a miles de fieles a reevangelizar Europa
La semana de exaltación católica que ha vivido Madrid con la Jornada Mundial de la Juventud y la visita del Papa tuvo ayer un último episodio multitudinario, no anunciado en la agenda oficial del macroevento, que de nuevo abarrotó la plaza de Cibeles y obligó a cortar al tráfico el centro de la capital en dos de sus principales ejes: la Gran Vía hasta la Puerta de Alcalá y el tramo Prado-Recoletos. El movimiento neoconservador Camino Neocatecumenal, que lidera Kiko Argüello, es una de las ramas más influyentes de la Iglesia católica, y reunió a decenas de miles de fieles en lo que denominaron como un "encuentro vocacional" destinado a "recoger los frutos" de la JMJ, es decir, promover nuevas vocaciones que ayuden a impulsar la reevangelización de Europa y abrir nuevos espacios al catolicismo en otros continentes.
Sobre el escenario que días antes ocuparon el Papa y decenas de obispos, Kiko Argüello proclamó, en una ceremonia presidida por el cardenal arzobispo de Madrid Antonio María Rouco Varela, su convicción de que, en el tercer milenio, Asia es el gran objetivo de la expansión del catolicismo. "Está por evangelizar Asia y vamos a empezar por preparar 20.000 sacerdotes para China. Y no estoy loco", declaró Argüello ante miles de jóvenes entusiastas cargados con banderas y mochilas de la JMJ.
El movimiento que encabeza Argüello, también conocido como los kikos, cuenta con más de un millón y medio de seguidores en el mundo y ha estado presente con actos similares en todas las JMJ desde la que se celebró en Santiago de Compostela en 1989. El objetivo declarado era invitar a los jóvenes a "ofrecer su vida por la Nueva Evangelización de forma concreta en el ministerio sacerdotal y en la vida consagrada". Varios asistentes al acto transmitían ayer la convicción de que muchos de los allí presentes se ordenarán en la vida religiosa. "De aquí saldrán peregrinos, misioneros, curas y también parejas", comentaba Pablo Castañón, un joven de 17 años que trataba de localizar a la chica israelí de la que se ha enamorado durante su estancia en Madrid.
Además de la homilía pronunciada por Rouco y la intervención del propio Argüello, una orquesta internacional formada por 160 peregrinos interpretó durante el acto la sinfonía El Sufrimiento de los inocentes, compuesta por el propio promotor del evento, que también interpretó algunos de sus grandes éxitos: El apocalipsis o Una señal. Ante la multitud entregada, el líder del movimiento neocatecumenal enumeró las bases de su pensamiento y criticó el individualismo contemporáneo. "En la sociedad actual solo vivimos para nosotros mismos".
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