Turismo gamberro
Lloret de Mar se lamenta del turismo gamberro que elige sus calles para beber y montar broncas. El alcalde quiere ahora utilizar las ordenanzas para corregir una situación que difícilmente se disolverá vigilando la venta de alcohol a menores o recortando el horario de las discotecas. Muchos de esos indeseados visitantes se montan la juerga por su cuenta. Llegan, por ejemplo, de Francia en sus coches, utilizan las calles para celebrar carreras y duermen en el vehículo. No necesitan nada más.
La triste muerte de un joven de 15 años, ajeno a estas bacanales y que quiso intermediar en una pelea, y los altercados nocturnos de los últimos días han colmado la paciencia de sus vecinos. Pero el arreglo es difícil porque hay que combatir
una imagen instalada internacionalmente de Lloret como paraíso de las vacaciones low cost, donde lo que importa
al visitante es poder campar a sus anchas y beber hasta dormirse en un contenedor. El turista pacífico que busca sol y un acomodo decente deja testimonios en la Red de que le expulsan ("la entrega de la habitación fue con retraso. Las camas en malas condiciones por no poner algo más. Las paredes muy deterioradas. La comida de poca calidad..."). A cambio llegan quienes no buscan nada de todo eso y que entienden las vacaciones como un largo rato de salvajismo y abuso etílico.
El mantra perpetuo es el de forzar un giro en la oferta turística de la ciudad, pero ello nunca se
ha hecho porque la industria que ha nacido para esta demanda es potente y es difícil prescindir de un negocio ya montado que se basa, precisamente, en la cantidad, no en la calidad.
Cada noche pueden reunirse en la avenida de las discotecas 6.000 personas. De momento, el único remedio que se ha encontrado es desplegar más policías, lo que, para algunos, puede resultar un indeseado aliciente para la guerra campal. Lloret sufre una triste herencia de una política turística que solo pensaba en sumar más visitantes cada año. Que sean muchos compensa que gasten poco... Pero, a la larga, sale caro y eso es lo que ahora está comprobando esta población de la costa catalana.
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