Tíbet, entre el cielo y la tierra
Lobsang Sanjay, de 43 años, tomó posesión el lunes pasado del cargo de primer ministro del Gobierno tibetano en el exilio, con sede en Dharamsala, en el norte de India. Abogado y académico de Harvard, Sanjay, casado y con una hija de seis años, fue elegido por los tibetanos en el exilio después de que el actual dalái lama, Tenzin Gyatso de nombre secular, anunciara a los 76 años su retirada como líder político, aunque se mantendrá como guía espiritual.
Será pues este joven doctor en estudios legales del este de Asia, investigador y profesor, quien a partir de ahora tenga a su cargo los llamados "asuntos terrenales" de un Gobierno en el exilio que, al menos en teoría, representa a los aproximadamente 150.000 tibetanos exiliados en distintas partes del mundo y a los cerca de seis millones de ciudadanos tibetanos que viven en su país, en un precario estado de autonomía respecto a China. Esa relación con Pekín será, sin duda alguna, el primer y duro hueso que tendrá que roer el flamante primer ministro.
Porque la apuesta del Dalái Lama de pasar de un régimen teocrático como el que se mantenía desde 1642 a uno de corte más o menos secular tiene sus riesgos.
El cambio para el Gobierno tibetano en el exilio creado en 1959 es gigantesco, porque ahora, separado el poder real del religioso, se queda desnudo de espirituales ascendencias divinas y tendrá que discutir, únicamente en el plano político con el Gobierno chino de Hu Jintao.
Así que el Tíbet debería ser considerado, desde esta misma semana, como cualquier otra región del mundo que quiere ser independiente del país -siempre más grande y más poderoso- en el que está situada geográficamente.
Pero no es fácil admitir que este paso pueda llegar a darse cuando se mantienen los aspectos más arcaicos de los regímenes teocráticos. El actual Dalái Lama, reconocido como la XIV reencarnación de Buda en la Tierra a los dos años de edad, tiene previsto vivir hasta los 113. Y todavía recordamos en España cómo se identificó en las Alpujarras en 1986 al niño Osel Hita, de 14 meses, como la reencarnación del dalái lama Yeshe. Hoy, dicen los recortes de prensa, Osel es un joven agnóstico que estudia cine.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.