Jane Walker, cronista de medio siglo de historia de España
La corresponsal dio la noticia de las bombas caídas sobre Palomares
La historia de la Transición española no sería completa sin recordar el papel de la prensa extranjera, en especial el de un "núcleo duro" de periodistas residentes en España comprometidos con la lucha por la democracia. Jane Walker (Congleton, Inglaterra, 1942) era una parte básica de él. Trabajó durante décadas para la revista Time Magazine, de Nueva York, y otras publicaciones inglesas e irlandesas. Ayer murió, a los 69 años, en su casa de Madrid, tras perder una batalla de seis meses contra un cáncer de páncreas. Llevaba 50 años en España.
Llegó a la Península en los años sesenta como ayudante de redacción en The Guardian. Su oficina, en la calle del Marqués de Cubas, junto al Congreso, era un nido de rumores y noticias para todos los corresponsales extranjeros.
Durante décadas, Jane colaboró con el trabajo de todos los enviados de la revista Time que visitaban España cada vez que pasaba algo. Era ella era quien preparaba las entrevistas, quien abría el camino para que hablaran con los líderes de la oposición -entonces clandestina- y otros personajes del momento. En los años ochenta ya era la corresponsal titular, con despacho en el edificio de Efe que yo tuve el privilegio de compartir con ella y con Ed Owen, corresponsal de The Express. Además de gran periodista, Jane era una excelente cocinera y, entre la prensa extranjera, fue famosa por sus comidas y cenas. Por su casa pasaron todos los que más tarde fueron alguien en la democracia.
Se casó en Gibraltar con Bill Cemlyn Jones, corresponsal eterno de The Guardian hasta que murió en 1986. Jones fue todo un personaje durante la lucha por la democracia, capaz de aparecer en las manifestaciones impecablemente vestido con traje, gorro inglés y bastón. Jones y Walker fueron los que dieron al mundo la noticia del incidente de Palomares en 1966, cuando, tras el choque entre dos aviones de EE UU, cayeron en las cercanías de la localidad almeriense las bombas nucleares que transportaba uno de ellos. Un soldado estadounidense les advirtió de que no comiesen un tomate recogido del suelo porque estaba "caliente".
Jane era una persona alegre, con una gran sonrisa, siempre dispuesta a ayudar a sus múltiples amistades. Ningún embajador irlandés pasó por Madrid sin disfrutar de la hospitalidad casera de Jane, colaboradora habitual de The Irish Times. Pero la pareja Cemlyn Jones-Walker también era muy acogedora con los nuevos corresponsales que llegaban, sobre todo con los principiantes. Compartían contactos y nos orientaban.
Ana Westley fue corresponsal en España de The New York Times y The Wall Street Journal.
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