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EE UU pide una investigación "creíble" del asesinato del jefe militar de los rebeldes libios

El Gobierno de Estados Unidos ha exigido a las autoridades rebeldes libias una investigación "creíble y exhaustiva" de la muerte del general Abdel Fatah Yunis, jefe militar de las fuerzas insurgentes, asesinado la pasada semana en Bengasi. Todos los indicios apuntan a que el crimen fue perpetrado por una de las milicias armadas que integran las filas rebeldes, en el contexto de una lucha interna por el poder. Según una fuente del Ejecutivo citada por la cadena de televisión CNN, Washington ha hecho saber al Consejo Nacional de Transición (CNT, la autoridad interina de la Libia liberada) que este caso constituye un punto sin retorno, y le ha instado a tomar el control de la situación.

Las tropas de Gadafi atacan a los insurgentes en la ciudad de Zliten

El asesinato del general Yunis, que fue seguido de un enfrentamiento armado entre milicias en Bengasi, se produce en el momento en el que el Gobierno rebelde se apresta a ocupar, tras haber sido reconocido como representante legítimo del pueblo libio, la Embajada de Libia en Washington.

El asesinato del jefe militar y de dos coroneles se produjo cuando eran conducidos, por orden del CNT, para ser interrogados por una comisión judicial sobre "cuestiones militares". Sus cuerpos, tiroteados y parcialmente carbonizados, fueron hallados el pasado viernes. La versión oficial, que culpaba a un comando de leales al dictador Muamar el Gadafi, se diluyó de inmediato.

"Saludamos la decisión del Consejo Nacional de Transición de organizar una comisión imparcial que investigue el incidente, y estamos deseando conocer los resultados", declaró el lunes Mark Toner, portavoz del Departamento de Estado. "Es importante que, dada la volatilidad de la situación sobre el terreno, el CNT envíe un mensaje claro y transparente de que representan a la oposición y el pueblo libios, y que están cumpliendo con su mandato de forma diligente".

Sobre el terreno, mientras, la celebración de Ramadán no ha interrumpido los combates, que siguen sin definirse en ningún frente, ni las operaciones de la OTAN, que ha seguido bombardeando objetivos militares en Trípoli, capital libia y bastión de Muamar el Gadafi. Ayer, las tropas gadafistas atacaron las posiciones rebeldes que pretenden acercarse a la ciudad de Zliten, a medio camino entre Misrata y Trípoli, en el oeste del país. Al menos siete combatientes murieron y otros 65 resultaron heridos. En las montañas occidentales, los rebeldes se dicen dispuestos a seguir avanzando hacia la capital, pero aseguran que necesitan municiones. Las fuerzas insurgentes a menudo pierden parte del terreno conquistado en las contraofensivas de las tropas del régimen, mejor armadas y entrenadas.

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Ayer en Trípoli, Saif el Islam Gadafi, hijo del dictador, aseguró que el conflicto seguirá hasta que la rebelión sea barrida. "Independientemente de si la OTAN se va o no, la lucha continuará hasta que Libia sea liberada", declaró en su primera comparecencia en televisión en varias semanas.

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