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Columna
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Miedo

Carlos Boyero

Denota imprudencia, mala educación, grosería e incluso un toque de crueldad preguntarle a los otros por algo que era tan cotidiano e inocente como dónde van a irse de vacaciones. Es probable que algunas de esas personas lleven demasiado y angustioso tiempo de vacaciones, pasando sus interminables días al sol o a la sombra, temblando con el vertiginoso descenso de sus ahorros o de la indemnización que recibieron al perder su trabajo (me refiero a los más afortunados, otros no poseen ni eso), constatando obsesivamente el tiempo que les queda antes de que se agote el subsidio de desempleo (los autónomos, ni flores), buscando desesperada e inútilmente su primer curro, con problemas de insomnio o percibiendo la cercanía de una inconsolable tristeza, acompañados de esa sensación tan pegajosa y paralizante del miedo, sintiéndose como una mierda.

No teniendo trato con esos seres sin rostro que integran esa cosa abstracta y temible llamada mercados que decide el presente y el futuro del resto de los humanos, ni tampoco con los banqueros, que sí tienen reconocible cara y un espíritu tan humanista y comprensivo que hasta entienden el grito popular del 15-M y regalan filantrópicamente más tiempo a los hipotecados sin recursos para que ajusten sus cuentas con ellos, ignoro qué se siente sabiéndose sobrenaturales, protegidos eternamente de los infortunios que aquejan al resto de la humanidad. Imagino que también están afortunadamente a salvo de esa incertidumbre y pánico los deficientes mentales graves, los niños y los cerebros que ya han perdido definitivamente el contacto con la realidad y el lumpen cuya supervivencia les asegura que para ellos todos los tiempos están igual de crudos.

Me pregunto a quién le importa que las elecciones para dirigir el timón de la patria se adelanten o se atrasen. Resaltan hoy radios, televisiones y periódicos la enorme trascendencia de la decisión de Zapatero y de lo que ocurra el 2O-N. Deduzco que independientemente de que ganen unos u otros, estar afiliado al gremio común garantiza el pago de la nómina a perpetuidad, que es absolutamente improbable que el paro, ese ogro con el que soñamos casi todos, amenace a la clase política. Deberían convocar oposiciones a político. El partido que te toque en el reparto, da igual.

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