_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El justiciero

Escribir sobre Anders Behring Breivik, el asesino de Oslo, es un hecho turbador. Ahí está su media sonrisa triunfal a la salida de los juzgados. No cabe duda de que está disfrutando de su inesperada buena suerte, que le ha permitido salir ileso de la matanza e ir enterándose de las dimensiones de su fama mundial. Hinchado como un pavo, su autopercepción de héroe y líder de la causa debe de andar por las nubes. Al escribir sobre él, alimentamos ese pavo, y corremos el riesgo de publicitar sin querer su ideario asesino.

Y, sin embargo, no puedo evitar preguntarme por la mezcla de horror y fascinación que provoca. Es claro a estas alturas que las víctimas (de las cuales no conocemos ni un solo nombre, ni un solo rostro, al contrario que del verdugo) eran para él un altavoz para dar a conocer de manera internacional sus ideas antiislámicas y ultranacionalistas. En ese sentido, dada esa finalidad instrumental y política de las víctimas, supongo que es correcta la categorización de terrorismo, aunque se trate del extrañísimo caso de un individuo y no de una organización. Ahí están, disponibles en Internet -cosa peligrosa y no sé hasta qué punto inevitable-, 1.500 páginas para intentar justificar 76 asesinatos (y los que vendrían si le siguiera la corte de fanáticos que adoctrina). No he podido evitar echarles un vistazo. Una verborrea interminable que da cuenta de una personalidad metódica y calculadora, exhaustiva y narcisista. Un cerebro privilegiado, dotado de una impresionante racionalidad instrumental sin la más mínima cortapisa moral. Una combinación terrorífica.

A estas alturas ya conocen su tesis: Europa estaría siendo conquistada piano piano por la inmigración musulmana, frente a la tibieza o la complicidad de tantos "marxistas" y "humanistas suicidas" que cantan las maravillas de la tolerancia y el multiculturalismo, al tiempo que están dejando perder las esencias patrias, el cristianismo, el patriarcalismo y el conservadurismo tradicionalista. Una resistencia pannacionalista europea de renacidos "caballeros templarios" debería hacerle frente, expulsando a los musulmanes y cepillándose a no pocos nativos amantes de la diferencia y el multiculturalismo. Estos "traidores" son, sin duda, los más odiados, como muestra tanto su mamotreto como la elección de sus víctimas (cómo no acordarse de "nuestro" Sabino: los maquetófilos son mucho peor que los maquetos).

Por muy delirante que pueda parecernos este afán sanguinario, no cabe duda de que encontrará sus seguidores. Olvidamos a veces que los valores democráticos, la libertad y la dignidad de todas las personas especificada en los derechos humanos universales son conquistas incompletas, extremadamente frágiles y voladizas. Conquistas que requieren de una militancia activa, de un cultivo diario, no de "justicieros" o "caballeros templarios", sino de "ciudadanos" que hacen honor a ese nombre.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_