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CLIC CLAC | TOUR 2011 | 19ª etapa
Columna
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Peleas en el Tour

Aquí en el Tour se pelea todo el mundo. A veces queriendo, otras sin querer, pero, qué demonios, hemos visto lo que queríamos ver, lo que en los Pirineos no vimos. Es decir, pelea.

Se pelean los de las caravanas para coger su sitio y marcar su territorio; algunos llegan hasta con dos o tres días de antelación para asegurarse su parcela. Por ejemplo, en la curva 6 de las 21 de Alpe D'Huez, la curva de los holandeses, una herradura a izquierdas al lado del cementerio de Huez, hace ya cuatro días que no quedaba territorio virgen.

Más que peleas son tensiones, pues la cosa nunca llega a mayores, pero cada cual tiene que ser duro para defender su postura. Ayer se vieron incluso manotazos de algunos corredores, entre ellos Contador, para defender su territorio y su lugar para la expresión ante la desmesura de algunos aficionados -por decir algo, porque esos que se ponen a correr en mitad de un grupo cuál corredores del encierro de San Fermín, poco tienen de ello- a la hora de animar.

Esos que se ponen a correr en mitad de un grupo cual corredores en San Fermín poco tienen de aficionados
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Pero vamos a la pelea deportiva, que es la que nos interesa y la que tanto ayer como el día anterior nos tiene maravillados.

¿Quién dice que para ver espectáculo en las etapas de montaña del Tour hacen falta kilómetros?. Lo que hace falta es ganas de pelea, como estos dos últimos días; ya sean 200 como el jueves o 110 como ayer.

Ayer hubo un corredor que salió a ganar el Tour, Contador. No lo ganará, pero su actitud y sus ganas de pelea se recordarán mucho tiempo. Como tampoco se olvidará lo que vimos 24 horas antes, en la exhibición de Andy en el día del Galibier.

Samuel Sánchez peleó por varias cosas, y en la indefinición se le escapó alguno de los objetivos. Consiguió el maillot de la montaña, que ya vestirá en París, pero se le escapó la etapa de Alpe D?Huez, otro de los objetivos. Tenía fuerzas para conseguirlo, pero las gastó en exceso por el camino.

Pierre Rolland peleaba hasta ahora por su líder Thomas Voeckler, e indirectamente y haciendo muy bien su trabajo, estaba idealmente situado en la lucha por el maillot blanco de primer joven. Ayer su pelea tuvo premio doble, pues ganó la etapa y tiene muchas opciones de vestir el domingo de blanco en París. Su ataque antes de acometer la subida final fue contraproducente para su líder, pero seguro que después del resultado de la etapa nadie tiene nada que recriminar al Rolland.

Se peleaba también el líder Voeckler consigo mismo. En la subida al Télégraphe cedió con respecto sus rivales, y a partir de ahí se peleaba también con todos los demás tratando de conseguir aliados. Alguno consiguió, pero más tarde reventó en el Galibier. A partir de ese momento, estuvo muy bien acompañado por su equipo y pasó el trámite mejor de lo que podía parecer en aquel desesperado momento en el que tuvo que gritar a sus compañeros para que no le abandonasen. No ganará este Tour, pero no será por no haberlo peleado.

Y tantas peleas hubo, que ya se ha agotado mi espacio para hablar de ellas. Hoy solo dos corredores pelearán por ganar este Tour: Andy Schleck y Cadel Evans. Entre ellos, 57 segundos de diferencia a favor del luxemburgués, y por el medio un bucle de 42 kilómetros contrarreloj por los alrededores de Grenoble. Pelea, más pelea, eso es lo que vamos a ver hoy. Eso es lo que queremos.

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