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Felipe II pasa por ser el primer gobernante burócrata de la edad moderna. Siendo como era muy difícil visitar cada uno de los rincones de un imperio mundial con los medios de la época, desarrolló y usó una administración a base de informes y consejos regionales que le permitían ejercer un estrecho control del gobierno de sus reinos hasta en los detalles más nimios. Serán opinables -con ojos actuales- muchas de sus políticas y decisiones, pero no puede decirse que actuara desde el desconocimiento.
Cuatro siglos después, Rupert Murdoch, presidente y mayor accionista de la corporación de medios de comunicación más grande e influyente del mundo, declara solemnemente no haber sido consciente de los malos usos e ilegales prácticas profesionales que se utilizaban en su emporio mediático para conseguir la materia prima de su producción: la información.
Rebekah Brooks, directora que fue de News of the World -la publicación líder de la corporación-, además de consejera delegada News International en Reino Unido, ha reconocido la utilización de detectives privados "como hacían todos los periódicos", pero también su ignorancia respecto a los métodos "aberrantes" que se utilizaban para la obtención de la información. ¿No resulta increíble que los máximos responsables de un negocio basado en la información no supieran -al detalle- cómo se obtenía?
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