"El viernes me voy al paro, que está de moda"
Protesta pacífica de 7.500 indignados en Barcelona contra los recortes sociales
Mirando al suelo, Joan R., de 51 años, se manifestaba por el paseo de Gràcia de Barcelona. "El viernes me voy al paro. Es lo que está de moda", dice cuando se le pregunta por los motivos de su protesta. Trabaja en un laboratorio de cosmética. "Te meten en un ERE y te aguantas, no hay otra", dice resignado. Y sentencia: "Lo que han ganado mis padres lo perderé yo en un día".
Ayer, 7.500 personas indignadas como Joan, según los Mossos d'Esquadra, se manifestaron en la ciudad contra los recortes de los capítulos sociales de los Presupuestos de la Generalitat, que aprobó ayer el Parlament. Los convocantes cifraron la participación en 30.000 personas. En cualquier caso, el 15-M demostró que sigue vivo tras el desalojo de la plaza de Catalunya el 30 de junio.
El Movimiento 15-M pretende bloquear hoy los accesos a la ciudad
La manifestación arrancó en plaza de Catalunya a las 19.30 y acabó a las nueve de la noche frente a la estación de Francia. Todo de forma pacífica. "¡Pedimos la máxima pena para los banqueros!", gritaba una mujer desde la camioneta que encabezó la marcha con música. Varios furgones de los Mossos d'Esquadra siguieron todo el camino a los indignados sin más incidentes.
La Bolsa de Barcelona fue una de las atracciones de la marcha. Un fuerte dispositivo policial protegía el edificio, mientras decenas de manifestantes coreaban: "¡Manos arriba, esto es un atraco!". Fernando Paniagua, de 32 años, caminaba junto a su pareja. "¿Qué motivos hay para no venir a manifestarse?", respondió al preguntarle por qué protestaba. Enseguida se animó con una retahíla de causas: "Nos gobiernan delincuentes, nos han robado, los sindicatos nos han vendido... No nos queda más que salir a luchar", apostilló.
La sanidad fue una de las causas más coreadas y defendidas. Personas con batas blancas y decenas de carteles arremetieron contra los cierres de centros de salud y recortes de plantilla. En una de esas pancartas, más grande que el resto, se podía leer: "Más recortes, más muertos".
"Estoy en el paro y tengo que ir tirando con lo que me sale, con lo que puedo, y sin cotizar", se sumaba a la indignación Ramón Domínguez, técnico industrial de 40 años, "Salgo adelante como puedo para pagar impuestos. Llegará un momento en que tendré que dar las propiedades de mis padres, de mis abuelos", se lamentaba.
Pero no solo personas en el paro se sumaron a la marcha. "Veo cómo se degrada la vida de la gente a mi alrededor", se quejaba Víctor Saura, de 25 años, investigador en la Universidad. Toni S., de 33 años y abogado, también conserva su trabajo en la Administración, pero cogido con alfileres. "No puede ser que la crisis la paguen los trabajadores, también les toca responder a los bancos y a las empresas", argumentó.
En una hora y media, los indignados llegaron a la estación de Francia. Según la convocatoria inicial de la marcha, con el lema Paremos los recortes, esta debía acabar en el Parlament. Pero un cordón policial les impidió el paso. Policía y manifestantes pactaron celebrar una asamblea frente a la estación con la condición de no entrar en el parque de la Ciutadella. Nada que ver con la situación del 15 de junio, cuando algunos grupos impidieron la entrada de diputados en el Parlament.
Entre los acuerdos de la asamblea de ayer figuran los siguiente: cortar hoy a partir de las ocho de la mañana los accesos a Barcelona en Trinitat Nova y en la Ciudad Universitaria; una concentración en la parte alta del paseo de Gràcia para dirigirse en manifestación hacia el hospital del Mar, donde se concentrarán en apoyo de los puestos de trabajo en el centro, sobre el que pende la amenaza de un ERE,, y por la tarde, desde la Barceloneta, marchar otra vez hacia el Parlament. Para más adelante, concretamente el 15 de octubre, los indignados han convocado otra manifestación.
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