Una mañana de movilizaciones con escaso éxito de convocatoria, pero fuerte presión policial
Los indignados no logran cortar los accesos a Barcelona, como decidieron ayer
Escaso éxito de convocatorio, pero fuerte presión policial. Así ha transcurrido la mañana de movilizaciones convocada por los indignados en Barcelona. Apenas una cincuentena de personas se ha plantado a las 8.00 horas esta mañana en la Avenida de Meridiana de Barcelona, uno de los accesos más importantes a la capital catalana. Su intención era bloquear la vía, como aprobó ayer la asamblea que se celebró después de una manifestación en la que participaron unas 7.500 personas, según los datos de Mossos d'Esquadra. Pero ha sido imposible. El escaso éxito de convocatoria, ha dejado a los indignados a la merced de la policía autonómica, que los ha retirado de la vía sin más problemas.
La misma situación se ha repetido en la avenida de Diagonal, el otro punto clave para entrar a Barcelona. Unas treinta personas han hecho amago de cortar la vía a las 8.30 horas, aprovechando un semáforo en rojo. En menos de un minuto, los mossos los han sacado del asfalto y los han cercado a las puertas de la estación de metro de la línea 3 de Zona Universitària.
El único momento tenso se ha vivido en la avenida de Meridiana. El grupo, en su camino a la siguiente convocatoria en el centro de la ciudad, han entrado en el Centro de Asistencia Primaria Río de Janeiro. Cuando los indignados salían, la policía les ha rodeado y les ha pedido sus carnés de identidad. Los indignados se ha atrincherado en la rampa de acceso al centro sanitario y la policía ha tenido que forcejear con alguno de ellos para que fuesen a los furgones policiales, donde les iban a identificar.
Fruto del rifirrafe, un joven ha sufrido zarandeos y se ha hecho daño en la rodilla y en la oreja. Después de los primeros minutos de tensión, la policía ha convencido a los indignados para que voluntariamente pasasen a los coches de los mossos de dos en dos. Tras identificar a 45 personas, les han dejado ir, cerca de las 9.30 horas, sin detener a nadie.
El dispositivo ha sorprendido mucho a las personas que acudían al centro sanitario. "¡Diez furgones de los mossos! ¿De verdad hacen falta?", se ha preguntado una mujer que pasaba por la zona.
Bajo el contradictorio lema "Un hospital vale más que un capital. No al cierre del hospital Dos de Maig", los indignados han continuado su movilización a las 10.30 horas con una marcha hasta el hospital del Mar, en contra de los recortes sanitarios. El recorrido ha partido de los jardines de Salvador Espriu desde donde menos de un centenar de manifestantes se han dirigido por el paseo de Gràcia, cortando a su paso el carril de bajada de la avenida, a la Gran Via, donde han tomado el metro en dirección al centro sanitario para portestar contra el ERE que planea el hospital, que afecta a unas 200 personas.
Cuando han llegado a la estación de Villa Olímpica de la línea 4 del suburbano, hacia las 12.30 horas, un grupo de ellos ha sido retenido durante algo más de una hora por la policíacatalana para su identificación alegando que habían causado posibles desperfectos en algunas tiendas, bancos, sedes de multinacionales y mutuas de seguros del paseo de Gràcia, donde han pegado carteles con el lema "Culpables" y han realizado pintadas. Los propietarios de los establecimientos han presentado una denuncia ante la policía catalana y los mossos han identificado a 77 personas.
En el hospital del Mar, los indigandos han sido secundados por sanitarios del centro y algunos transeúntes en su portesta. Desde allí, los manifestantes tienen previstodirigirse al Parlament.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.