Cuando EB no es sostenible
Diferencias en la tipología de los partidos han desaparecido en la práctica. Con honrosas excepciones, ya no quedan partidos de masas, ni siquiera partidos de notables; hoy los partidos son maquinarias electorales, cuya conexión con la llamada sociedad civil sólo aparece en procesos electorales y casi en exclusividad a través de los medios. Honestamente creo que las formas de hacer política están íntimamente conectadas con el modelo de partido como así también lo están las formas de hacer gobierno y en general política en las Instituciones.
Sí creo que existen excepciones. Hoy quiero referirme al modelo de partido que construyó Javier Madrazo y a su forma de hacer política que llevó a su partido Ezker Batua-Berdeak, a ser protagonista de la vida política desde el año 1995 hasta ahora, incluso ahora, en las Juntas Generales de Araba.
La 'negociación B' que no consiguieron era la salvación del partido a corto plazo
Madrazo ha hecho política durante todos estos años, ha influido en la vida de los ciudadanos, ha gobernado en Gazteiz, en el Ayuntamiento de Donostia y el bagaje de todos estos años tiene como toda obra humana luces y sombras, creo que en algún caso más luces que sombras, por ejemplo la política de vivienda del Gobierno vasco ha sido la más avanzada del Estado o Donostia ha sido un modelo en política municipal de educación, de deportes y en materia de obras y proyectos.
Así presentado, parece que el modo de hacer política pueda ser hasta paradigma, como se dice ahora, de gestión pública que a unos les servirá y a otros les parecerá inútil, poco eficaz y lo desecharán, pero en todo caso, un modo legítimo de hacer política.
Hoy en día, en los ámbitos institucionales y de comunicación de los partidos, se ha hecho indispensable el término sostenible. Se habla de política de residuos sostenible, de empleo sostenible, o de modos de transporte sostenible. Creo que el término puede servir también en los modos de actuar en política.
¿Es sostenible, puede perdurar en el tiempo un sistema como el de Madrazo que se aparta de los modelos de los grandes partidos y a la vez se aparta también de formas participativas que hoy se demandan en la sociedad? Por lo visto, parece que no. Pero ¿cuál es el defecto estructural que lleva al madrazismo, (la expresión es de Vicente Silva) a su extinción? ¿Qué es lo que falla que conduce a EB a su situación actual, al borde de de una nueva escisión, cuando no a su liquidación?
No es fácil responder a estas preguntas, no de una manera unívoca, es decir, siempre en estos procesos concurren causas diversas, pero ahora sólo vamos a fijarnos en las estructurales.
Madrazo construye una cultura política basada en el poder, orientada al poder como bien supremo e imprescindible, no sólo para el objetivo primero de cualquier partido, mejorar nuestra sociedad, sino para cimentar la organización política, sirviendo como argamasa que dote de unidad al partido. Madrazo sustituye el pensamiento común, las bases de transformación de la sociedad por puestos y liberaciones en las Instituciones que no siempre utiliza en ellas, que cumplen una doble función. Dotan al partido de medios económicos y humanos, sobre todo, refuerzan su poder y control de la organización, al ser él quien dispone con un derecho vitae necisque de puestos de trabajo e incluso de subvenciones.
Tomemos las subvenciones como primer ejemplo. La actividad pública administrativa de fomento que comprende el otorgamiento de subvenciones, no sólo es lícita sino imprescindible. La intervención pública en cuestiones como, por ejemplo, la atención social a seropositivos puede hacerse desde los servicios públicos o desde ONG a las que se subvenciona y tienen en la materia su objeto social. El otorgamiento de la subvención interviene legítimamente y actúa sobre un problema de naturaleza social , y además permite a quien tiene el poder de otorgarla transferir ese poder sobre las personas que han hecho de la atención a tales problemas su modus vivendi. Más sencillamente se aprecia la situación si se piensa en puestos de trabajo. El acuerdo que negociaron Llamas, (hoy cordero de sacrificio, para más tarde y más discretamente volver) y Madrazo, entre otros, que no consiguieron era la salvación de EB a corto plazo. 39 cargos con los que volver a cimentar y unir la organización, de los que obtener financiación y 300.000 euros en subvenciones para recuperar a personas y apoyos.
Pero en la virtud lleva el pecado. ¿Qué ocurre cuando los resultados no acompañan por factores externos o internos? Pues que fallando la argamasa que reúne a la organización, ésta se desmorona y los náufragos se agarran a los restos del naufragio, pero estos están separados, las tablas de salvación son independientes y unos se agarran a la financiación del grupo Parlamento vasco y otros a la del Grupo Juntero de Vitoria. Todos, además buscan la legitimidad, unos en los Juzgados o en la Comisión de Garantías que uno mismo creó y otros se van fuera a buscarla a Madrid. Pero no hay grandes diferencias, leyendo la entrevista a Carrera la pasada semana parecía que él no conocía esta forma de hacer política en Araba, ni siquiera manifestaba su deseo de abandonarla y cambiar de modelo, sino que simplemente la ignoraba y, por supuesto, la denunciaba. Ni siquiera se apreciaba en él la fe del converso, no, simplemente adopta la postura del disimulo. Como para fiarse.
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