El privilegio de poder trabajar
Trabajar más tiempo y, quizá, cobrar menos. No es un buen eslogan electoral, pero es la frase con la que el consejero de Economía de la Generalitat de Cataluña, Andreu Mas-Colell, ha cincelado el frontispicio de su política de recortes entre los empleados públicos.
Para la nostalgia quedaron las propuestas de los felices noventa, cuando la socialista francesa Martine Aubry propuso las 35 horas semanales. Por no decir que la crisis ha enterrado bajo millones de parados el célebre derecho a la pereza que defendía Paul Lafargue, quien ahora más que por pensador pasaría por ser un peligro social. Lafargue creía que la mecanización de tareas desembocaría en un paradisíaco universo en el que el ser humano se entregaría al goce de la vida, de las artes y de las ciencias.
Nada más lejos de Lafargue que Mas-Colell, quien el pasado jueves no se anduvo por las ramas y propuso trabajar "un poco más, 10 o 15 minutos al día; o un poco menos cada día, pero tener menos vacaciones".
La conservación del puesto de trabajo en sí mismo es un pecado que requiere del arrepentimiento, del acto de contrición con el objetivo de evitar que la tijera vaya más allá de la línea discontinua y acabe decapitando a más empleados públicos -no funcionarios- de los que el estricto guion de la austeridad requiere. De momento, y como aperitivo, algunos servicios de urgencias, plantas de hospitales y quirófanos echan la persiana. Mientras, en la cocina preparan un primer plato: los expedientes de regulación de empleo que la Generalitat presentará en septiembre y que van a llevarse por delante a casi el 10% de los 16.000 trabajadores de las empresas públicas. El camino del recorte del déficit -que este año no deberá superar el 2,66%- es largo. Y los trabajadores de la función pública se vieron afectados por un recorte del 5% de su salario el año pasado y por la congelación del sueldo este ejercicio.
Pero tener puesto de trabajo es un privilegio. Y, como dijo Mas-Colell, el reto es reformar el mercado laboral: "Es mejor ser camarero que estar en paro; a mí no me importa que haya demasiados", sentenció. Al paso que vamos, se trata de no pagar por ocupar ese empleo.
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