Ser químico
El presidente de la Real Sociedad Española de Química escribe que ser químico imprime carácter, especialmente si se es químico orgánico (EL PAÍS, 9 de julio de 2011). Este comentario sirve para ilustrar el perfil del nuevo candidato socialista a las generales. Para que todos los lectores alcancen la dimensión de esta afirmación, un posible equivalente sería decir que ser médico imprime carácter, especialmente si se es médico ¿traumatólogo?, ¿cardiólogo?, ¿oftalmólogo? No parece acertado acudir a una especialidad, sobre todo si no se establece el criterio por el que una es más especial que la otra.
El inadecuado comentario del presidente de una sociedad científica que debería aglutinar y conciliar a toda la química española no beneficia a ningún químico en este país. Todos los científicos que seguimos la trayectoria de Alfredo, y muy especialmente los que contribuimos al quehacer diario de la química, reconocemos los elementos de racionalidad, de análisis y de síntesis, de empirismo y sobre todo de conocimiento profundo cuando Alfredo habla de química, a pesar de su vocación y dedicación a la política. Que Alfredo se licenciase en ciencias químicas, en las especialidades de química orgánica y bioquímica en la Universidad Complutense en la que también presentó su tesis doctoral en 1978 mereciendo el Premio Extraordinario, ilustra dos cosas. Por un lado, la organización académica de la época en la que las licenciaturas incluían especialidades y, de otro, lo extraordinario que fue Alfredo en la culminación de sus estudios de tercer ciclo.
En 2011 celebramos el Año Internacional de la Química y Alfredo ha tenido una participación activa aportando su experiencia personal como químico y político, revisando conceptos esenciales de la química que, ahora sí y muy profundamente, imprimen carácter al futuro y al bienestar de la sociedad. En ningún momento se han oído apellidos de la Química. Serían tantos...
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