Un reparto sostenible

Iban Lizarralde está dispuesto a revolucionar el sector de la distribución urbana. El reparto de paquetería o de la compra hecha en el super puede hacerse de forma sostenible, limpia y práctica con el triciclo eléctrico que comercializa desde hace escasos meses. C-Evolo, su compañía, ha diseñado el aparato, con una autonomía máxima de 50 kilómetros y un maletero capaz de transportar mercancías de hasta 300 kilos. Los vehículos ya se pueden ver por Vitoria y dentro de pocos días en León, aunque en esta última especializados en el transporte de personas.

La fiebre eco no pasa desapercibida para Lizarralde. A finales de 2010, se instaló junto a su compañía en el Parque Tecnológico de Álava. "La gente se está empezando a concienciar sobre los problemas del medio ambiente, de la eficiencia energética, de la contaminación...", enumera el empresario y ahí ha encontrado su hueco comercial

Los aparatos tienen una autonomía de 50 kilómetros

La compañía también trabaja con el transporte de personas

Sus triciclos tienen un chasis reforzado, una batería que funciona como asistencia mecánica al pedaleo, el maletero con capacidad de 1.500 litros y una velocidad máxima de 25 kilómetros por hora. "Eso está regulado por ley", recuerda. Lizarralde, con otros muchos proyectos en marcha, continúa enumerando las virtudes de sus aparatos. "Muchas ciudades tienen cascos históricos a los que es difícil acceder o existen limitaciones al tráfico, pero como nuestro producto se encuentra catalogado como bicicleta aseguramos que los clientes podrán recibir sus paquetes en la misma puerta de casa, a cualquier hora y los trabajadores de reparto se ahorran los problemas de tráfico, de aparcamiento...", añade.

La batería, el secreto de sus triciclos, fue creada junto a otras empresas del Parque y, según explica el empresario, tiene el tamaño de un maletín, se puede transportar y para cargarla tan sólo hace falta conectarla a cualquier toma convencional. De momento, ha conseguido firmar varios contratos con importantes superficies comerciales de España.

"Nuestra intención es ir creciendo poco a poco", asegura Lizarralde, algo que las cifras conseguidas en poco más de medio año de negocio atestiguan. Primero empezaron construyendo los triciclos a demanda, consiguieron vender ocho en dos meses y ahora trabajan con unas previsiones de ventas de 200 al año. La expansión gradual también se refleja en la diversificación de productos.

"Vamos a lanzar este mes una especie de rickshaws", aclara. Inspirados en las populares carretillas que transportan turistas o funcionan como auténticos taxis en las ciudades asiáticas, ha creado otro modelo de triciclo para el transporte de personas. Lizarralde se ha propuesto con su nuevo producto implantar un nuevo sistema de transporte y no parece preocupado ni por la falta de tradición, o porque sus rickshaws queden relegados al sector del turismo y, por tanto, a un uso estival. "En España está llegando y quizás todavía falta tiempo para que se popularice aunque en el norte de Europa es una forma de transporte que ya se está empezando a normalizar", concluye.