Argentina entra en campaña en la capital
Los comicios locales de Buenos Aires sirven de ensayo general de las presidenciales de octubre - El alcalde Macri, opositor a Cristina Kirchner, batalla por la reelección
Mauricio Macri, el actual intendente (alcalde) de Buenos Aires Capital Federal, y una de las cabezas visibles de la oposición al kirchnerismo, deberá esperar, casi con toda seguridad, hasta el 31 de julio próximo, en una segunda vuelta, para saber si ha conseguido la reelección. Los sondeos aseguraban que en la primera ronda de las elecciones porteñas, celebrada ayer domingo, se situaría en primer lugar, pero que no conseguiría el 50% más uno de los votos, necesarios para evitar el regreso a las urnas.
Buenos Aires ciudad no es un distrito electoral cualquiera. No solo por el simbolismo de ser la capital argentina, sino porque significa el 8,6% de los votos nacionales, únicamente por detrás de la enorme provincia de Buenos Aires (37,3% del voto) y de la provincia de Córdoba (con un 8,7%).
Los sondeos prevén que Macri se verá forzado a disputar una segunda vuelta
La presidenta busca el derrumbe de la oposición para afianzar sus opciones
En esta ocasión, además, las elecciones porteñas son un primer examen para calibrar cómo están realmente las cosas en los partidos ante las presidenciales del próximo mes de octubre. Si Macri no consiguiera la reelección, o la lograra por los pelos, frente al candidato kirchnerista, Daniel Filmus, el derrumbe de la oposición en su conjunto sería enorme, y el empujón para Cristina Fernández de Kirchner, que va ya claramente por delante en todas las encuestas presidenciales, se podría considerar definitivo.
Por el contrario, si Macri consigue una clara victoria y las dos inmediatas elecciones (en Santa Fe, territorio socialista, y en Córdoba, muy molesta con la Casa Rosada) son contrarias también al kirchnerismo, la oposición, poco cohesionada, podría alentar alguna esperanza y debilitar la imagen ganadora de Cristina Fernández de Kirchner.
Por eso, toda la atención política argentina esta centrada en esta temporada previa que abrió ayer la capital federal. Importa igualmente calibrar los resultados que obtenga el director de cine Fernando Pino Solanas, de 75 años, que dirige un grupo político situado a la izquierda, Proyecto Sur, que en las legislativas de 2009 consiguió arrebatar a los kirchneristas un voto decisivo. Las encuestas no confirman esos resultados en las municipales porteñas, pero, aún así, su posición, como tercero en liza, puede ser determinante ante el 31 de julio.
La campaña electoral ha sido extrañamente fría y desvaída. El único tema que la ha calentado ha sido la ausencia de debates televisados entre los tres principales candidatos y la atribución de culpas por este hecho. Filmus, pese a ir situado en segundo lugar, no se presentó al debate en la cadena televisiva propiedad del grupo Clarín (que la presidenta y los kirchneristas detestan) y Macri ignoró cualquier otra posibilidad. El kirchnerismo es, en términos generales, poco partidario de los debates televisivos y es probable que en las elecciones presidenciales de octubre próximo tampoco favorezca el encuentro de Cristina Fernández con el principal candidato de la oposición, el radical Ricardo Alfonsín.
El ambiente en la campaña porteña ha sido inusualmente apático también, porque Macri estuvo dudando hasta casi el final si presentarse a la reelección u optar a las presidenciales. Los sondeos favorables a Cristina Fernández y la posibilidad de perder Buenos Aires si él mismo no encabezaba la lista municipal, terminaron por decantar la duda.
Macri, de 52 años, ingeniero de profesión, hijo de un empresario multimillonario con el que se lleva mal y muy vinculado al equipo Boca Juniors, que presidió durante varios años, dirige un partido llamado PRO (Propuesta Republicana) que se presenta como centro-derecha. Ganador en segunda vuelta (60% de los votos) de la intendencia o alcaldía de Buenos Aires en 2007 (contra el propio Filmus), toda su gestión se ha desarrollado casi en continuo enfrentamiento con el Gobierno nacional y el kirchnerismo, hasta el punto de convertirse en una cabeza visible de la oposición política al actual Gobierno. Obligado a acudir a la reelección, Macri ha colocado sorprendentemente al frente de su lista de legisladores (también se renueva la mitad de la Cámara porteña) a un personaje singular, el rabino Sergio Bergman, de 49 años, que ha alcanzado fama mediática por sus múltiples actividades sociales.
En el otro lado, la campaña tampoco ha sido especialmente ardiente, quizás porque Daniel Filmus tuvo que competir hasta el final con otros candidatos kirchneristas. Es público y notorio, además, que el senador, de 56 años, sociólogo de profesión, no cuenta con la simpatía personal de Cristina Fernández, que se ha implicado lo mínimo en su campaña y que siempre se le ha mostrado distante, incluso en público.
De nada sirvió que el candidato volcara casi completamente su discurso en la idea de prolongar en la ciudad lo que hace el Gobierno a nivel nacional. Filmus, que rechazó en 2009 la operación de Néstor Kirchner de incorporar candidatos puramente testimoniales, fue finalmente elegido solo porque los sondeos le mostraban como el mejor competidor posible. La presidenta terminó por resignarse, pero le colocó un número dos completamente leal, el exministro de Trabajo Carlos Tomada. Además, su lista de legisladores porteños está encabezada por un personaje de fuerte simbolismo, Juan Cabandié, de 33 años, hijo de desaparecidos y nacido en la funesta Esma (Escuela de Mecánica de la Armada, centro de torturas bajo la dictadura).
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