Trance
Lo han tenido que frenar. Fiel a su estilo de afrontar de cara los conflictos pretendía desplazarse hasta El Puerto de Santa María para encontrarse con los cerca de 400 trabajadores de la empresa Visteon cuyos propietarios anuncian su inminente cierre. Sus supuestas advertencias para que se evite este doloroso paso al parecer han hecho temblar a los integrantes de esta compañía norteamericana, quienes se mantienen en su idea de dar el cerrojazo a una planta que hasta ahora sólo arrojaba beneficios.
Los empleados, en su mayor parte técnicos altamente cualificados, se encuentran desconcertados y desolados. Unas palabras suyas podrían aliviarles. Sin embargo, a pesar de su reconocido ímpetu viajero, tal y como se puede comprobar en ese conmovedor reportaje en la web de su departamento sobre un día cualquiera en su trabajo, se ha preferido que no acuda a la boca del lobo. Mejor dejarlo para otro, para el humilde delegado provincial de turno, que para eso están, anunciando querellas y demandas ante la fiscalía.
Algo es algo, pero mejor hubiese sido que este nuevo colectivo laboral en crisis hubiera tenido el aliento de su Administración competente más cercana para trabajar juntos en diseñar líneas de salida a la difícil tesitura en la que se encuentran. Nuestro hombre, Manuel Recio, consejero de Empleo, no habrá tenido tiempo más que para preparar a fondo el debate sobre el estado de la comunidad que se celebra esta semana en el Parlamento.
Por lo visto hasta ahora se presume que será un duro trance. Así lo avisan desde el PP y también desde IU. Frente a ellos, el discurso de Griñán quien, a pesar de la que está cayendo, piensa sorprender. No llegará con las manos vacías. Presentará resultados de su gestión, como corresponde en estos casos, y planteará nuevas propuestas, tal vez algunas de ellas ligadas al movimiento del 15-M y que muy bien podrían ser asumidas por la oposición si es que verdaderamente quieren colaborar para luchar con más eficacia contra la crisis.
Pero la cita llega en el peor momento político posible, con un PP crecido por los extraordinarios resultados obtenidos y con un PSOE inmerso en una fuerte depresión. Para colmo, el contexto tampoco ayuda y ahí están la patronal y los sindicatos cada vez más alejados de la Junta. Si a eso se unen las turbulencias internas que se han producido en la formación socialista en las distintas provincias, el cuadro no puede ser más inquietante para los comparecientes. Pero harían mal sus contrincantes en confiarse solo en el poder destructivo de la coyuntura económica. Cada vez son más los que miran e inquieren a la derecha política de nuestro país para que muestre nítidamente cuáles son sus recetas, cuáles las medidas de austeridad y recorte, así como sus iniciativas de impulso.
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