Zapatero se queja de que Rajoy nunca respalda las reformas que pide Europa
"Me hubiera gustado ver al PP no solo en la facilona tarea de votar en contra"
Grecia no es España, ni Mariano Rajoy es Antonis Samaras, el líder del partido conservador Nueva Democracia, que se niega a respaldar el plan de ajuste del socialista Papandreu aunque ello pueda dar al traste con el plan de rescate europeo y precipite la suspensión de pagos de Grecia. Sin embargo, Zapatero aprovechó el llamamiento de la cumbre europea a la unidad nacional de los griegos para denunciar la irresponsabilidad del líder de la oposición española. Lo hizo en tono amargo, más de lamento que de crítica, desde la soledad de quien está convencido de que los durísimos ajustes que ha aplicado eran inevitables, aunque hayan supuesto un tremendo desgaste para él y su partido.
El presidente parece seguro de poder seguir salvando las votaciones
"El que España supere esta crisis está por encima de siglas políticas"
"En esta etapa tan difícil, muchos Gobiernos trabajan entre una desconfianza excesiva de los mercados y el lógico descontento de los ciudadanos; y, además, en algún país como el nuestro, con muy poco compromiso por parte de la oposición", se quejó. Por si quedaba alguna duda de a quién pretendía dirigir sus reproches, el presidente volvió a la carga: "Me hubiera gustado ver al PP y a Rajoy asumiendo responsabilidades y no simplemente en la facilona tarea de votar en contra y decir que el responsable es el Gobierno".
No es la primera vez que la UE insta a un partido de la oposición a pactar las medidas de ajuste con su Gobierno. Ya lo hizo en vísperas de las últimas elecciones portuguesas, cuando se quiso asegurar de que, cualquiera que fuese el vencedor, cumpliría los compromisos derivados del plan de rescate. Aunque ni siquiera entonces hubo un llamamiento tan explícito como el dirigido el jueves por los mandatarios europeos a "todos los partidos políticos de Grecia", a los que advirtieron de que su unidad "es un prerrequisito para el éxito" del plan.
Rajoy no participó el jueves por la mañana en Bruselas en la reunión en la que mandatarios del Partido Popular Europeo intentaron convencer a Samaras de que dé su brazo a torcer y respalde la semana que viene a Papandreu en el Parlamento de Atenas. Un resfriado retuvo a última hora en Madrid al líder de la oposición. En todo caso, Rajoy hubiera tenido difícil predicar con el ejemplo, pues ha evitado respaldar las reformas de Zapatero, incluso aquellas que han sido aplaudidas en Bruselas por la familia política del PP español
El caso más reciente es la reforma de la negociación colectiva, que el Gobierno sacó adelante esta misma semana en el Congreso gracias a la abstención de los grupos nacionalistas con el voto en contra del PP. Zapatero no quiso ayer revelar si habría disuelto las Cortes en caso de que la reforma hubiera sido rechazada, pero sí que tenía confianza en cuál iba a ser el resultado tras la conversación que mantuvo, desde hacía varias semanas antes, con el presidente del PNV, Iñigo Urkullu. Y eso a pesar de la negociación que se escenificó hasta última hora en el Congreso, y de la que presumió ostensiblemente Josu Erkoreka, portavoz nacionalista.
La mayoría parlamentaria de Zapatero ya no se mide por los votos que le apoyan, sino por las abstenciones que no le rechazan. Pese a ello, parece seguro de poder seguir avanzando y salvar por la mínima votaciones en las que se juega no solo la continuidad del Gobierno sino la credibilidad internacional de su plan de ajustes. Aunque el PP no le acompañe. "El que España supere esta grave crisis económica, que garantice su estabilidad financiera y la fortaleza de su economía es una cuestión de país, está por encima de los colores y las siglas políticas", concluyó ayer, lanzando una vez más el guante al principal partido de la oposición.
Lo que no estuvo dispuesto a reconocer es que la responsabilidad de la crisis sea suya, porque ante problemas económicos globales, "es poco sostenible que se deban a la actitud de un Gobierno o de otro", alegó.
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