Londres no quiere a León de enviado de la UE en la Península Arábiga

El nombramiento de Bernardino León, secretario general de la Presidencia del Gobierno y mano derecha de Zapatero, como enviado especial de la UE para la primavera árabe -el proceso de reformas desencadenado en varios países- quedó ayer aplazado al menos hasta el próximo martes. Estaba previsto que la Alta Representante para la Política Exterior de la UE, Catherine Ashton, comunicara hoy en Bruselas a los mandatarios europeos la creación de este nuevo cargo, para el que el diplomático español es el único candidato oficial. Sin embargo, la reunión del Comité Político y de Seguridad (COPS) de la UE, convocado para acordar el mandato de este nuevo alto cargo, se suspendió a última hora.

La explicación oficial fue que la normativa interna del COPS impide que este órgano se reúna después de que lo hayan hecho los ministros de Asuntos Exteriores, quienes se habían citado el pasado martes en Luxemburgo. Pero el motivo de fondo es el recelo de algunos países -en particular, Reino Unido- ante esta nueva figura y, más aún, ante la forma en la que Ashton ha planteado su creación.

Reino Unido no estaba de acuerdo con que el nuevo enviado se ocupe de la Península Arábiga -una zona que la diplomacia británica ha considerado tradicionalmente un feudo propio-, a pesar de que algunos países de la zona, como Bahrein o Yemen, se han visto afectados de lleno por la ola de revueltas populares.

En el último borrador de mandato se eliminó la alusión expresa a la Península Arábiga que figuraba en la propuesta inicial y se sustituyó por una referencia genérica a la "región del Mediterráneo sur". Pero otros embajadores también se quejaron de la premura con la que Ashton planteó el nombramiento de Bernardino León mientras mantiene vacantes desde hace meses los nombramientos de los nuevos enviados de la UE para Oriente Próximo y el Cáucaso.