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Reportaje:SINGULAR | Bárbara Anguita, ganadora del premio E.S.O. es Música

Una oportunidad para la sencillez

Una estudiante de 16 años gana la primera edición de 'E.S.O. es Música', organizado por la SGAE, con la única canción que ha compuesto en su vida

Sobre el escenario del Teatro Calderón parecía que solo estaba ella. Bárbara Anguita intentaba no distraerse mientras los fotógrafos la deslumbraban con el flash. Un miembro de la organización cuchicheaba en la platea: "Está bien que le hagan fotos, porque esta chica tiene posibilidades". Aún faltaban tres grupos por actuar de los seis que habían llegado a la final del pasado martes.

La historia de la canción Yo que pedí con la que ganó el primer certamen de ¡E.S.O. es Música!, organizado por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), que se celebró el pasado martes para alumnos de secundaria es escueta. Bárbara comenzó a escribirla en enero y la terminó en dos días, y es un canto de desamor que parece no encajar con sus 16 años. "Había estado intentando poner en una canción todo lo que sentía", explica Bárbara, entre emocionada y tímida, después de haber vencido a sus cinco competidores en el recibidor del teatro. Sin embargo, afirma que le gusta "darle a todo un toque optimista, sea desamor o sea cualquier otra cosa", ya que para ella la música sirve para "sacar lo mejor que tienes dentro de ti".

Fue premio extraordinario de curso, baila sevillanas y da clases a un niño
El premio consiste en una actuación, 2.000 euros y su registro en la SGAE

Estudia en el Instituto de Enseñanza Secundaria Isaac Peral de Torrejón de Ardoz, y hasta el Calderón la ha seguido una cohorte de seguidoras entregadas que no dudan en gritar más fuerte que los admiradores de los otros cinco grupos, tanto que a veces casi no se oye su voz pausada a pesar del micrófono. "Mis amigas están encantadas con que cante y siempre me están animando", explica Bárbara. Cuando se proclamó ganadora, los fans enfervorecidos de un teatro abarrotado de adolescentes se dividieron entre las felicitaciones y los gritos de "tongo, tongo".

En el escenario se comportó igual que fuera de él: tímida, sencilla, dulce. Ni un gesto más que la hiciese parecer exagerada o dramática. Solo ella, sentada en una silla neutra, vestida de colores neutros y sin despojarse de la sonrisa. El jurado dejó claro antes de comunicar la decisión que lo más importante había sido la composición y la grabación enviada y no tanto la actuación de ese día.

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En su familia se dividen las opiniones sobre el concurso, a pesar de que este es solo una toma de contacto con la primera y única canción que ha compuesto hasta ahora. "Mi hermano está encantado, fue él el que me motivó para que me inscribiera en el concurso. Mi madre me dijo que viniera, pero que mantuviera los pies en la tierra, porque lo que tengo que hacer es estudiar".

Eso lo tiene claro: La música es algo que le gustaría compaginar con estudiar una carrera universitaria -una ingeniería o Biología Sanitaria-, que es su prioridad en estos momentos. Empezó con la guitarra a los ocho años, pero pronto lo dejó porque no le daba tiempo "a hacer tantas cosas".

Tiene una agenda complicada, ya que no se conforma con ir al instituto y estudiar -le dieron el Premio Extraordinario al terminar 4º de E.S.O.-, sino que también estudia inglés en el Instituto de Idiomas, va a aprender a bailar sevillanas a una academia y le da clases a un niño de un año menos que ella los sábados. "Me gusta mucho dar clases, porque cuando uno enseña a los demás, también aprende", explica Bárbara.

Bárbara es la ganadora de 233 grupos distintos de 126 centros educativos de la Comunidad. Ha competido contra toda clase de estilos, desde el hip hop hasta la música clásica. Pero su canción tranquila, humilde y desesperanzada ha salido triunfante. Durante la entrevista, su familia la arropa como si en cualquier momento pudiese escapársele, y no la pierden de vista.

Su música es la de una cantautora a la que la vida aún no le ha dado las suficientes experiencias como para escribir letras desgarradoras, pero comienza a hablar de amor y de olvido, aunque sea algo inofensivo que pasa por una mente adolescente. Ver desfilar a los seis grupos por el escenario -sobre todo a los cuatro últimos, ya que los dos primeros ejecutaron piezas de música clásica-, es ver desfilar a una generación que considera las temporadas de Operación Triunfo como una parte cotidiana de la programación. En sus gestos se reconocen las interpretaciones de los grupos que han ido arriba y abajo en las listas de éxitos. Sobre el escenario hay retazos de Despistaos, de El Canto del Loco y de Russian Red. Y en la canción de Bárbara hay algo de esos artistas que le gustan y que considera un modelo a seguir, como Maldita Nerea, Luis Fonsi y Alicia Keys.

Por esta victoria se ha llevado un cheque de 2.000 euros para gastar en libros y discos, una actuación dentro de las actividades de la SGAE para el Día de la Música y su registro dentro de la Sociedad de Autores. Ahora va a por la segunda canción, de la que dice que tiene "algunos acordes". Le queda mucho por recorrer, sea o no en la música, y no se agobia por tener preparada ya la siguiente canción: el momento llegará cuando los estudios le dejen un hueco. Ahora, prefiere vivir una vida de chica de 16 años, en la que toda su preocupación un viernes es leer y pensar en sus cosas.

Bárbara Anguita durante su actuación en la gala final del concurso <i>E.S.O. es Música</i>, el pasado martes en el Teatro Calderón.
Bárbara Anguita durante su actuación en la gala final del concurso E.S.O. es Música, el pasado martes en el Teatro Calderón.BERNARDO PÉREZ

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